Aire fresco en la recta final

Atenor de lo visto el sábado en San Mamés, los buenos momentos ofrecidos por el Athletic ante el Celta y el partido completo que realizó el pasado lunes en Villarreal solamente han sido un oasis en el desierto que está suponiendo la temporada 2017-18. El equipo rojiblanco realizó una hora decepcionante contra el Deportivo y después reaccionó, pero más por empuje y a balón parado a través de los córneres que eran medio gol, como en la Liga inglesa, que por buen juego. Llegó el 2-3, pero ahí se quedó la cosa y hay que reconocer que el empate hubiera sido injusto según lo ofrecido por uno y otro equipo.

Uno tiene la sensación de haber escrito ya demasiadas cosas negativas este curso. Cuando faltan seis partidos para finalizar la Liga, cada vez da más pereza seguir haciéndolo. Por ello, hoy prefiero centrarme en la única nota positiva que nos ofreció la cita contra los gallegos. El regreso de Iker Muniain a San Mamés después de superar la grave lesión de rodilla que sufrió ante el Zorya y sobre todo, los buenos síntomas que ofreció. Ya lo hizo en el Estadio de la Cerámica y lo volvió a hacer el sábado. El de la Txantrea se ofreció y con él en el terreno de juego el equipo recuperó el fútbol entre líneas que se había echado en falta hasta ese momento porque en ningún momento funcionó el centro del campo.

Tiene mérito lo realizado por el navarro en los cuarenta minutos que ha jugado sumando los dos encuentros. No debe ser fácil salir de una lesión de estas características y ofrecer estas buenas sensaciones. Es quizá la única noticia a la que nos podemos agarrar en este final de temporada insulso al que estamos abocados. Es una dosis de aire fresco para lo que resta de competición