Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Vanos intentos en una jornada aciaga

El extremo zurdo ofrece algunos retazos de su caudal ofensivo, aunque sin acierto

- Jon Zubieta

Días después de firmar su renovación, tras haber perdido ante el Depor, Iñigo Córdoba se presentaba ante su afición con la misión de hacer más patente si cabe que es una pieza de presente y de futuro. Sumar con el de ayer 37 partidos en el ejercicio de tu bautizo no tiene precio. De su capacidad de desborde por la izquierda dependía en buena medida el asalto del sistema defensivo del Levante, respondón y beneficiad­o de las deficienci­as locales.

Y bien que se echó en falta esa facultad tan vigorosa en un Athletic persistent­e en percutir, pero escasament­e profundo. Además, esa labor se acometió más por el flanco derecho que por el izquierdo. En esta ocasión Córdoba no tuvo ocasión para lucirse. Pocos balones y de escasa precisión sirvieron de sustento para que el extremo bilbaíno intentara alguno de de sus ya habituales eslaloms. Iñigo no acertaba a irse de su par, pocas veces entró en juego con la verticalid­ad que le caracteriz­a, aunque con todo dejó algunas piezas sueltas.

Estuvo lejos de su mejor versión, trabajó un montón y estrelló un tiro en el palo

Detalles

Después de una interesant­e jugada de Williams recibió el servicio del delantero para estrellar el balón en el cuerpo de un defensor granota. Poco después, y viendo que no funcionaba la cosa por el costado izquierdo -no sintonizó demasiado con Balenziaga-, se marchó a la banda derecha durante unos instantes para soltar un centro con un cierto peligro. Daba la sensación de que entre unos y otros, los bilbaínos se molestaban en la creación del juego.

Además de esos pequeños detalles, Córdoba se exprimió en su labor defensiva para echar una mano a Balenziaga, que sufrió lo suyo. En una de esas jugadas de apoyo salió con tino de la presión de un par de jugadores del Levante y con su repertorio de amagos y regates. Ovación para el canterano, que también había iniciado una jugada con un pase hacia la derecha a Susaeta, aunque el intento quedó en eso.

La verdad es que Córdoba no pudo ser explosivo ni percutor como demandaba la cita, aunque buena parte de culpa s debió al rendimient­o colectivo y a las horas de vuelo de Pedro López. ¿Será cuestión de que a domicilio se encuentra más a gusto? Por lo acontecido podría pensarse que su sustitució­n en el descanso adquiera cuerpo. Pero no fue así y continuó en la pelea.

Contra los pitidos

Una pelea que enseguida devino en pitidos, ‘runrunes’, malos presagios. Precisamen­te, un mal pase de Córdoba hacia lo imposible con Williams de penitente buscador de causas perdidas encendió a la grada un poco más. Eso sí, cuando más caliente estaba la cosa filtró un pase a Susaeta para generar cierto peligro por la banda izquierda.

En el último cuarto de hora, con el partido roto, se le vio un tanto fatigado, exprimido al límite por las constantes subidas y retornos a la defensa. Demasiado peso que llevar para Córdoba,que fue pitado por un mal pase. Iniciaba las jugadas desde muy lejos y así es muy complicado. Encima, estrelló un balón en el palo.¡Qué día!

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FOTO: JUAN ECHEVERRÍA Frenado Córdoba, muy vigilado por los jugadores del Levante, intenta superar a Campaña en un momento del partido de ayer en San Mamés

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