Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
El primer equipo vasco
Al Athletic de Ziganda aún le queda un reto en esta decepcionante temporada, ser el primer equipo vasco de la Liga
El próximo sábado se juega en Donosti un derbi descafeinado para muchos. Con un Athletic sin opciones europeas, una Real que no parece querer viajar por el continente -visto lo visto en Málaga-, y con una afición rojiblanca que, además de desmotivada, no tiene entradas para el choque. Sin embargo, aún queda por dirimir un puesto muy valorado por las hinchadas vascas en sus sanos piques anuales: el de primer equipo vasco en la Liga. No está fácil para los rojiblancos, que aún deben visitar Anoeta y Mendizorroza; pero habrá que intentar ofrecer un motivo de orgullo a la parroquia.
Quien no creo que necesite demasiada cafeína para preparar el choque es Iñigo Martínez. Su salida escoció en Gipuzkoa casi más que la de Joseba Etxeberria. Los txuriurdines claman venganza en las redes y se prevén billetes con su efigie volando por los aires de Anoeta, -el Gallo sirvió de precedente-. Si sus jugadores hubieran puesto tanta intensidad en Málaga como su afición en calentar los derbis mejor les iría, pero ya se sabe, ganar al vecino lo es todo.
De entrada, habrá que encomendarse a Kepa. El ondarrutarra se salió en el Bernabéu con un partido de 10. Que hable con su paisano y le tranquilice. Entre uno y otro habrán de echar el candado a la portería rojiblanca.
Arriba, el encargado de los goles será Williams, quien también mostró su mejor cara en Madrid. Al escribir estas líneas desconozco el resultado ante el Levante y si Iñaki ha acertado a batir a Oier, pero creo que ese debe ser otro de los retos a corto plazo: que Williams marque en San Mamés. No lo ha hecho en los últimos 28 partidos de Liga jugados en Bilbao. Y va siendo hora.
Pensar a largo plazo
Es momento también, con una presidencia que toca a su fin, un entrenador que se va, un Amorrortu que se jubila en Lezama, y unas elecciones en capilla, de empezar a pensar a largo plazo en el club rojiblanco.
Hace unos días Julen Guerrero acudía a Bilbao a dar una charla sobre el futuro del emprendimiento y hablaba de la conveniencia de crear en los clubes la figura del preparador de preparadores. Una especie de Iñaki Sáez del siglo XXI. Un formador de técnicos que implicara a estos en la ideología y en los objetivos de la entidad. Creo que es algo muy necesario en Ibaigane y en Lezama.
Un técnico preparado, profesional, independiente, innovador, puesto al día en las metodologías más exitosas en Europa y Sudamérica, y con contactos con diversas escuelas punteras. Y bien pagado, por supuesto. Para mí, debería ser el mejor pagado en un club como el nuestro, de cantera.
Un técnico tipo Arsene Wenger, pero con menos años, claro, dispuesto a currar en Lezama durante décadas, y sin estar involucrado con los resultados del primer equipo.
Quizá deberían ser dos cabezas pensantes y dos estilos complementarios, tipo poli bueno y malo. Uno del estilo de Jaburu o el propio Amorrortu, conocedor de la casa, un padre para los chavales y con contactos en Euskadi. Otro, un preparador externo, extranjero incluso, pero enamorado de la cantera. Un tipo más duro, frío y metódico.
Me viene a la cabeza el sargento instructor de la película ‘La Chaqueta Metálica’ -que hace poco dejaba este mundo, por cierto-, aunque quizá me esté pasando, y no sea tan necesario lo de “señor, sí, señor” en la cantera rojiblanca, pero ya saben ustedes, algo similar siempre se ha necesitado en un Lezama demasiado tendente a la sobreprotección de los ositos amorosos