Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Otra Liga del crack de los 1.000 goles

Su ‘hat trick’ al Depor le da su noveno título y redondea una carrera goleadora que empezó de niño en Newell’s

- G. Sans/S. Solé Barcelona

Otra Liga de Leo. Una más. No hay título del Barça sin que el apellido sea Messi. No desde hace una década, cuando su talento fue desparrama­ndo goles por todos los estadios y agrandando el palmarés del club y el suyo personal. El trofeo de este año, ganado desde hace meses con una superiorid­ad sobrecoged­ora, se debe en parte a su instinto depredador. Ayer, en Riazor, no tuvo miramiento­s para resolver un partido que se había puesto, de manera extraña y peligrosa, cuesta arriba. No tuvo piedad con un Depor moribundo para rematar esta fiesta.

Desde la llegada de Pep Guardiola, en la temporada 2008-2009, Leo ha acostumbra­do al Barça a ser el artífice de sus títulos. Siete de los últimos 10. Una barbaridad generada a base de tantos. Un mínimo de 23 goles en el debut del Santpedor, un máximo de 50 en la jornada 2011-2012, una media de 35 por Liga y un total de 348. Gracias a su genialidad, a su visión del juego, a su concepción de lo que es un delantero moderno, que ha sabido reinventar­se y reciclarse, y esencialme­nte a su precisión. Es la era de Messi, por mucho que en Madrid traten de abanderar a un Cristiano que ha tenido el infortunio de ser su contemporá­neo.

Messi ha nacido para marcar. Desde la primera vez que dio un balonazo a la pared y pensó que era divertido. Desde Newell’s, a los siete años, cuando se atiborró con 234 goles, hasta su desembarco en la Masia. Cada pasó que daba era propulsado por los goles. En el fútbol base llegó a firmar 70 y en los categorías precedente­s, con el Barça B y Barça C, sumó 11 porque su ascenso fue tan vertiginos­o que apenas jugó. En Riazor ha logrado el tanto 550 después de otro ‘hat trick’ memorable, para poner el colofón. Entre amistosos azulgrana, esos 34, y los logrados con la selección argentina, unos 95, Leo durmió anoche habiendo marcado 1.000 goles. ¡1.000!

Tres asistencia­s de Luis Suárez

En Riazor, le bastaron un puñado de zarpados. Un cabezazo que salió desviado, una falta magníficam­ente ejecutada que su buen amigo Rubén sacó de la escuadra con un manotazo y un chut que rebotó en un defensa cuando parecía colarse fueron avisos de lo que siempre guarda en ese frasco de esencias maravillos­as. Marcó con un empalme bestial en la primera parte. Era el segundo del Barça y parecía todo decidido. Pero debió asociarse otra vez con su amigo Luis Suárez para alejar los fantasmas que parecía atrapar al equipo justo cuando ya sonaba el alirón. Una dupla que ha impulsado al Barça hacia el doblete. Juntos han marcado 55 goles solo en Liga. No hay delantera mejor ni más fiable, aunque otros lo crean

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