Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
San Fernando pone el broche en el Pizjuán
Pacheco salva de la goleada con estelares paradas a un Alavés descosido y con demasiados suplentes, que solo despertó con Munir e Ibai
El inédito once de Abelardo se vio desbordado por el rival en fases del primer tiempo
Fernando Pacheco volvió a convertirse en San Fernando, en el salvador del Deportivo Alavés. Una vez más, el meta pacense emergió desde su portería para salvar a su equipo de la goleada en un partido muy gris. Puso su broche particular a una sobresaliente temporada a nivel individual, una guinda final que, a nivel colectivo, le faltó ayer al cuadro babazorro, desconocido, descosido y superado hasta el descanso y con demasiados suplentes en su once titular, en el que Abelardo sólo incluyó a cuatro titulares.
El inédito once ideado por Abelardo se vio desbordado por el rival en varias fases de un primer tiempo de claro dominio hispalense. En el arranque, Sandro se convirtió en la pesadilla albiazul. El canario ganaba muy bien la espalda a la defensa con sus desmarques y aprovechó los balones en largo lanzados por sus compañeros.
En el minuto 5, remató al lateral de la red tras recibir demasiado escorado un buen centro del Mudo Vázquez. En el 6, cruzó en exceso su disparo tras otro buen pase de Roque Mesa y el balón se perdió muy cerquita de la base del poste.
Fernando Pacheco salvó un día más a su equipo, que ayer tuvo un pésimo arranque. En el 10, despejó con muchos apuros un envenenado lanzamiento de falta de Pablo Sarabia y el posterior centro tras rechace al punto de penalti fue neutralizado por la defensa.
Balón a la cruceta y gol
Se desperezó el Alavés, que tuvo en Rubén Sobrino partiendo desde por la derecha al protagonista de sus principales acciones de peligro hasta el descanso. La ocasión más clara para los babazorros llegó en el
14, cuando el de Daimiel estrelló contra la cruceta un espectacular zurdazo tras deshacerse de su marcador con un recorte hacia dentro. En el 25, David Soria blocó seguro un disparo de Burgui que lo intentó desde la frontal partiendo desde la banda zurda.
El dúo de pivotes integrado por el siempre intermitente Dani Torres y Wakaso hacía aguas y el Sevilla intensificó de nuevo su dominio, llegando con demasiada frecuencia al área y, lo que es peor, combinando en zonas peligrosas gracias a la porosidad del ayer endeble entramado defensivo vitoriano.
Llegó así el 1-0 en el minuto 28. Entre Diéguez y Burgui se hicieron un lío en un balón dividido y Ben Yedder les ganó la tostada. El francés batió a Fernando Pacheco tras robar el esférico y dibujar una milimétrica pared con el Mudo Vázquez en el área visitante. Los de Caparrós aprovecharon muy bien la autopista que encontraron en banda zurda hasta el descanso. Tras el 1-0, los locales tomaron la iniciativa con un dominio abrumador en el tramo final de la primera parte. Menos mal que Fernando Pacheco exhibió su gran categoría ante el que podría ser su próximo equipo. En el 36 desvió a córner un centro chut de Pablo Sarabia desde la línea de fondo.
En el 37, con un paradón providencial, salvó el 2-0 sacando el remate de Ben Yedder en un uno contra uno tras pérdida infantil de Wakaso en zona peligrosa. En el 37, otra jugada de tiralíneas partiendo desde la izquierda entre Nolito, el delantero galo y el Mudo Vázquez terminó con un disparo solo en el área de este último que besó el palo tras otra intervención milagrosa de San Fernando. Al filo del descan- so, Diéguez disparó alto tras una in- ternada por la izquierda.
Ibai y Munir
Valga como ejemplo del excesivo número de suplentes en el once babazorro que Abelardo dejó en el banquillo a sus dos máximos goleadores, Munir e Ibai Gómez. La segunda parte arrancó de nuevo con claro color local. En el 55 pudo marcar Nolito y, en el 65, Pablo Sarabia, de nuevo desde la línea de fondo, es- trelló otro balón contra la madera. Era el segundo poste hispalense.
Antes, en el 61, Abelardo decidió meter a su pareja de goleadores. Con Ibai y Munir, su equipo cam- bió. Al menos pudo equilibrar el choque ante un Sevilla que pudo pagar su falta de pólvora cuando, en el 72, David Soria voló para des- pejar una venenosa falta directa del de Santutxu. En el tramo final, con los babazorros volcados en busca del empate, emergió de nuevo Pa- checo en una triple parada ante un Sevilla al que le anularon dos tan- tos por claros fueras de juego