Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Triste final
Se veía venir. Todos queríamos pensar que los leones iban a reactivarse en la última jornada para terminar con cierto decoro una campaña aciaga, pero la tozuda realidad volvió a imponerse. Cuando un equipo pierde la tensión, difícilmente puede recuperarse así como así. No hay un botón mágico de encendido y apagado en los jugadores como si fueran robots.
El equipo ha sido incapaz de encontrar un estilo e ilusionar al aficionado, salvo contadísimas excepciones, y así ha terminado. Nada nuevo bajo el sol. Las pitadas, e incluso cánticos contrarios, han sido una tónica generalizada. No podía terminar mejor la temporada, hubiera sido un engaño.
El respetable ha tenido bastante paciencia para lo que se la ha ofrecido sobre el verde, especialmente en San Mamés. La pitada, una vez terminada la temporada, me parece la forma más adecuada de demostrar la disconformidad del socio. Me duele por Ziganda, aunque eso no le exime de su responsabilidad, la mayor de todas como líder del grupo que es.
Su castigo es evidente: no seguirá al frente del equipo. Los jugadores y la directiva han tenido un cortafuegos en la figura del entrenador, pero ese comodín ya lo han gastado.
En su última comparecencia ante los medios, el técnico de Larrainzar avisó sobre el peligro que se cierne sobre este equipo si no se pone las pilas desde el principio. A buen entendedor...
Alarmas encendidas
La decimosexta plaza final, empatados con el decimoséptimo, indica que no hay posibilidad de volver a equivocarse. Esta plantilla, convencida y motivada, es capaz de jugar en Europa regularmente. No es una creencia, es un hecho. Si no lo está, el riesgo de pasar problemas clasificatorios es enorme. Tenemos que dar gracias a Málaga, U.D. Las Palmas y Deportivo por su trayectoria, porque de lo contrario, con 43 puntos, estaríamos todos al borde del infarto.
La directiva se equivocó al no reforzar la plantilla el pasado verano cuando ya se intuían síntomas de debilidad. Ahora le toca mover ficha, aunque todos sabemos lo difícil que es el mercado para el Athletic.
Nombres propios
Las evaluaciones se dejan para el final de curso y por eso ha llegado el momento de poner nota a este equipo. Un suspenso claro. Inapelable.
No creo que merezca mayor explicación siguiendo su evolución liguera y su eliminación copera. Aún así, rescato cosas positivas como la trayectoria europea. No fue brillante, pero no se alcanza los octavos de la competición todos los años.
En cuanto a nombres propios me quedo con el regreso de Yeray, lo mejor de todo, el trabajo de los dos porteros, la actuación de Muniain en lo poco que ha podido jugar, la irrupción de los canteranos, especialmente de Núñez, el fichaje y rendimiento de Iñigo Martínez haciendo olvidar a Laporte, los ‘bakalaos’ de
Aduriz, aunque nos parezcan pocos, el saber estar de Raúl García y algún chispazo de Williams