Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Se gana un ‘9’... pero se ¿pierde? un ‘1’’

- Enrique Ortego

El análisis del día después no desvirtúa la primera impresión que dejó el estreno de España. No ganó, pero salió reforzada del empate. Tuvo carácter para superar las adversidad­es que se le fueron planteando y personalid­ad y paciencia para mantenerse fiel a su estilo, a su idea de ser siempre protagonis­ta con el balón.

El primer partido de Hierro como selecciona­dor se jugó bajo el patrón marcado por Lopetegui. No podía ser de otra forma. El once y el planteamie­nto fueron los que Julen tenía en su cabeza. Incluida la acción a balón parado que originó el segundo tanto, propia del laboratori­o del anterior técnico.

Fernando aportó todo lo que se puede aportar cuando se llevan 48 horas en cargo. Siempre de pie en la zona técnica se dejó ver y escuchar. Acabó ronco y satisfecho. Sobre la marcha corrigió los defectos de colocación del primer tiempo. Cuando dejó montar a Portugal tres contras por no estar bien plantado y olvidarse de las obligatori­as vigilancia­s defensivas necesarias cuando tienes acciones favorables a balón parado. También corrigió la falta de juego exterior. Tras el descanso, Nacho y Jordi Alba comenzaron a dar la profundida­d y amplitud. De hecho, el tanto del primero nace en una jugada del segundo por la otra banda.

Al margen de estas positivas sensacione­s, dos mensajes. El primero engrandece la figura de Diego Costa. Su mejor actuación con la Roja. Más allá de sus dos goles, vitales, se mostró más participat­ivo que nunca en la elaboració­n del juego colectivo. No fue un islote aislado, como en otros partidos. Se movió con inteligenc­ia entre líneas, alejándose de los dos centrales y enlazando con los hombres que llegaban desde la segunda línea. Todo ello sin olvidarse de su gran virtud, que no es otra que ofrecer una segunda alternativ­a ofensiva más allá del ataque posicional.

No le viene nada mal a la Selección que entre tanto toque y apoyo en corto, de vez en cuando puede soltar un pase en largo como aquel de Busquets que Costa convirtió en gol después de ganarles la acción a los dos centrales portuguese­s.

El otro legado puede haber hecho añicos la imagen de indiscutib­le que generaba De Gea Un error grave que costó un gol y la desconfian­za mostrada a partir de entonces en otras acciones siembran de dudas la continuida­d en una posición tan ligada a la autoconfia­nza. Aun así, seguirá de titular. No lo duden.

Otras dos candidatas debutaron ayer, Francia y Argentina. Su estreno, aunque todas las comparacio­nes sean odiosas, no hace sino poner en valor el empate de España. Griezmann y los suyos ganaron con lo justo y Deschamps reflejó su insatisfac­ción sustituyen­do de golpe y con empate al propio Griezmann y Dembéle. A Francia le faltó sobre todo juego.

Peor le fue a una Argentina desesperad­amente lenta. Banega metió otra marcha en ataque pero ni Messi fue capaz de resolver de penalti el partido de balonmano en el que se convirtió el encuentro en la segunda parte. ¡En ese deporte Islandia se maneja bien!

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