Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Telecinco y un ridículo mundial
El vulgar show de Telecinco para debatir el España-Irán resultó un fracaso estrepitoso
“Pretendemos armar La Mundial”, decía Joaquín Prat al presentar su nueva tertulia en prime-time en Telecinco, después del EspañaIrán. La cadena ha ideado una cutre-fórmula donde el espectador asociaba la mayoría de colaboradores con otros programas que garantizan conflicto y gritos. En ‘La Mundial’ estaba lo mejor de cada casa: El programa de Ana Rosa (Joaquin Prat y Alessandro Lequio), Sálvame (Kiko Matamoros), Estudio Estadio (Siro López y David Sánchez) e Irene Junquera (Zapeando, antes El Chiringuito…). Eran los que tenían la misión de animar el cotarro. Además estaban Rodolfo Irago, Teresa Baca y Alejandro Requejo.
Era tan obvia y vulgar la intención del programa, se notaba tanto la necesidad de polemizar sobre un partido que no daba para tanto, que resultaba ridículo. Incluso al equipo de retransmisión del Mundial le daba apuro interaccionar. A José Antonio Camacho la cámara lo pilló haciendo aspavientos para no participar (lógico: él es partidario de un fútbol muchísimo más intelectualizado y se le nota en los elaborados comentarios de los partidos). Manu Carreño se excusaba “en un lío en los auriculares” y Kiko Narváez bromeaba con su tocayo en el plató de Madrid ironizando que él jugaba en un terreno muy distinto.
El patetismo de Matamoros y Lequio gritando y levantándose para dar lecciones de fútbol como si discutieran con Belén Esteban daba pena. “¡Mentira! ¡Mentira! ¡Mentira!” gritaba Matamoros por una opinión de una jugada. Incluso los contertulios ponían cara de circunstancias. No es que el panorama ordinario fuera peor que en otras tertulias donde solo hay periodistas deportivos. Pero a esa hora, en un Mundial y con tanta insubstancialidad no colaba. La audiencia no picó ante un formato tan zafio: La Mundial obtuvo un 9’2% y 1.237.000 espectadores, una cifra muy baja para un prime-time de Telecinco. Un planteamiento más periodísticos y menos circense hubiese funcionado mejor. La audiencia huyó a Antena3 y laSexta. Lo que demuestra que estas tertulias agrias, gritonas y gratuitas sobre la nada solo subsisten como opción residual de madrugada