Puño cerrado

Parece que cuestionar los montantes de algunas operaciones fuera incompatible con exigir refuerzos y mejoras en una plantilla envejecida y aparentemente ausente de nuevos retos individuales. Como si un hipotético óptimo rendimiento de Berchiche retratase a quienes nos preguntamos por qué el Athletic vuelve a llegar tarde para pagar mucho más. En un club ajeno y alérgico a la autocrítica y practicante de escuetos comentarios de texto a hechos consumados; casi nadie añora pequeñas concesiones, reconocimientos de errores. Básicamente no se producen porque no hay director deportivo a quien preguntar y porque el argumentario presidencial solo se atiene a aquellas operaciones cristalizadas con éxito. De las otras muchas que no llegan a puerto nada se explica, nada se cuenta. Puede que incrementar la nómina de aspirantes a la banda izquierda funcione, puede que hayamos entrado en ese mercado especulativo del que nos prometieron pasar de largo, incluso puede que las cuentas de la vieja mezclando ejercicios económicos valgan cual roto para descosido