Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Y Griezmann no dejaba de llorar

1- El banquillo de ‘les bleus’ saltó tras el partido para rodear al líder de esta selección: Grizou 2- Igualó a Zidane en goles en grandes competicio­nes, es la Francia de Griezmann 3- Pitana preguntaba ¿Coca-Cola o Rusia? y el VAR fue protagonis­ta

- Cristina Cubero Moscú

Acabó el partido y el banquillo de ‘les bleus’ saltó al terreno de juego a una velocidad endiablada para buscar a Antoine Griezmann. Rodearon al ‘principito’, casi le mantearon, señaló así el corazón de esta selección multirraci­al y emotiva quién es el líder que les ha llevado a ganar la Copa del Mundo. Grizou es un tipo comprometi­do, que ha hecho jugar a la Francia de Deschamps como al Atlético de Simeone, pero más allá de su decisiva participac­ión en el juego francés está toda su aportación en el vestuario, sus partidas en la Play con el Fortnite, el mate, la música, las charlas después de la cena, las conversaci­ones con Pogba, los consejos a Mbappé y como ha cuidado de los suplentes.

Griezmann rompió a llorar y no había forma de que enjugase sus lágrimas. Lloraba como un niño, lloraba por fin de felicidad. Él estaba ahí dos años atrás cuando Francia perdía contra pronóstico la final de la Eurocopa ante Portugal. Allí lloró de rabia.

Griezmann marcó su gol en la final desde el punto de penalti. Lograba el atlético su décimo tanto con la selección francesa´en grandes competicio­nes (Eurocopas y Mundiales), igualando a Zidane y sólo por detrás de Platini (14), Fontaine (13) y

Henry (12). Y mientras Griezmann lloraba, el hombre que le entregó el poder en esta selección, Didier Deschamps era manteado por sus jugadores y buscaba después a cada uno de los croatas orgullosos para felicitar su esfuerzo. Deschamps ya podrá ir a celebrarlo con una partida de pádel, ahora ya como uno de los tres selecciona­dores que han conseguido una doble estrella de campeón como jugadores y como selecciona­dor. El árbitro argentino Nestor Pitana relajó el inicio de partido al hacer el sorteo de campo: “¿Cocacola o Rusia?, les dijo el árbitro a los capitanes Hugo Lloris y Luka Modric. El portero francés, de origen catalán eligió “cocacola” y ganó el sorteo. Modric se quedó con Rusia, con el corazón de un país que aplaudió el coraje y el amor propio de la selección croata. A Lloris la broma del árbitro no le venía de nuevo, tampoco que el VAR les pitase un penalti a favor. Pero esta vez las manos de Perisic en el área pequeña, con los ojos cerrados, aparenteme­nte involuntar­ias resultaron la jugada polémica del partido. El árbitro argentino había señalado saque de portería pero Massimilia­no Irrati (italiano) le avisó desde la sala del VAR de que había unas manos que ellos considerab­an penalti. Tardó minutos Pitana en decidir, volvió a ver la jugada, y al final decidió castigar esas manos polémicas. Los croatas ni protestaro­n, no estaban para malgastar fuerzas en la protesta. En el primer gol de Francia, el VAR no había visto que Griezmann se tiró en la falta ni el posible fuera de juego de Pogba. Ha sido protagonis­ta el sistema de video-arbitraje en el Mundial. Se presentaba el VAR esplendoro­so, más latino de lo que pensábamos, no rompía la magia del fútbol, aparecía para impartir justicia. Pero sigue siendo imperfecto y lamentable­mente lo fue en la final del Mundial. Perisic, como Materazzi en la final del Mundial del 2006, había marcado un gol y había cometido penalti.

De ‘Mister-VAR’ nos vamos a acordar siempre, como de las lágrimas de Griezmann

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