Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
La 22ª etapa del Tour
La XXXVIII edición de la Clásica San Sebastián asegura espectáculo con las estrellas del pelotón
La XXXVIII edición de la Clásica San Sebastián destiló su sabor habitual a que una de las grandes citas deportivas de la ciudad está al caer. Sin que se rebaje un ápice el elevado nivel del pelotón que concursará por Gipuzkoa el próximo sábado, 4 de agosto. Como si fuera una prolongación del Tour, su vigésimo segunda etapa.
Organizaciones Ciclistas Euskadi sigue apadrinando la carrera que corresponde al calendario World Tour y en la presentación de ayer en el Salón de Plenos del Ayuntamiento se garantizó que una pléyade de estrellas estará en el control de firmas del Boulevard. Sólo falta el actual ganador, Michal Kwiatkowski (Sky).
Al polaco se le echará en falta por el talento que atesora, pero con la reunión que habrá en la Clásica su ausencia será más llevadera. En la lista oficiosa resaltan nombres como los de Bauke Mollema (Trek), Alejandro Valverde, Mikel Landa (Movistar), Primoz Roglic (Lotto Jumbo), Rigoberto Urán (Education First), Julian Alaphillippe (Quick-Step), Adam Yates (Mitchelton-Scott) o los hermanos Izagirre, Ion y Gorka (Bahrain Merida).
La representación autóctona también es brillante. Además de los referidos Landa, Ion y Gorka Izagirre, cabe reseñar la presencia de un cazador de etapas en plenitud como Omar Fraile (Astana). El Euskadi Murias y el Caja Rural aportan el retoque de Euskal Herria en versión colectiva. El BMC, por su parte, aterrizará en Donostia con artillería y la presencia de Simon Gerrans, Richie Porte y Greg Van Avermaet.
Murias debuta en la Clásica, igual que Burgos-BH. Son dos de los 22 equipos que conformarán el gran grupo (18 World Tour y 4 invitados). La cifra de corredores vascos asciende a 21.
Por el corazón de Tolosa
El perfil de la Clásica San Sebastián respeta la silueta de las últimas ediciones. Si no ocurre nada excepcional, la txapela se decidirá en Murgil Tontorra (2ª categoría), el rugoso muro de 1,8 kilómetros que pone Igeldo hecho un hervidero cada comienzos de agosto. La bajada posterior hasta la capital dictará sentencia. Antes, los corredores sortearán dos veces Jaizkibel (1ª categoría) y Arkale (3ª) como puntos influyentes en el devenir de la carrera.
Con respecto al trazado de la pasada edición, la organización advierte una modificación a modo de matiz. Los ciclistas atravesarán el corazón de Tolosa camino Anoeta. El año anterior no se pudo acometer este tramo del recorrido a causa de unas obras.
Al margen de alegrarse por la robusta salud que luce la Clásica, Julián Eraso, presidente de Organizaciones Ciclistas Euskadi, aseguró ayer que “nuestro objetivo principal es la seguridad de los co- rredores”. En este punto, lanzó un mensaje a modo de guiño a la gen- te que sigue el ciclismo por estos pagos. “Los buenos ciclistas vie- nen porque aquí se sienten como en casa”, avanzó, haciendo un lla- mamiento: “Nos tenemos que seguir distinguiendo en sentido po- sitivo”.
Un sistema innovador
Los 154 ciclistas preinscritos lle- varán en su dorsal un chip para ayudar a que su localización sea en todo momento inconfundible. A través de este “sistema innova- dor”, tal y como lo denominó Era- so, se podrá saber con exactitud dónde se encuentra cada integrante del pelotón durante los 228,7 ki- lómetros que durará la Clásica de este año