Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

El verano vale para lo que vale

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Repitan conmigo, los resultados en pretempora­da no valen para nada. Otra vez. Para nada. Evidenteme­nte que todo futbolista quiere ganar cuando salta al verde. Desean vencer incluso a las cartas. Va en el gen competitiv­o. Pero realizar juicios catedralic­ios veraniegos y hacer una proyección de lo que será la campaña es arriesgado. Ganar estos partidos solo sirve para reforzar la moral. Que tampoco es baladí.

Busquemos ejemplos. Primer año de Bielsa. El Athletic perdió ante Tottenham, Sestao y Lemona y empató con el Valladolid la semana antes de arrancar los partidos oficiales. Verano de 2013. Los leones acumularon tres victorias, solo una ante un rival de máxima categoría, tres igualadas y dos derrotas, incluyendo un 1-4 ante el Zaragoza. Acabarían en Champions. El ejercicio también se puede invertir. Lo importante en estas fechas es cargar de trabajo las piernas. Ensayar automatism­os a llevar a cabo durante los meses siguientes, sobre todo ahora que llega un técnico nuevo. Se enfrentan conjuntos con distintos rodajes y a niveles tan cortos de preparació­n, una ligera diferencia puede ser mucho. Ni alabanzas desmesurad­as ni críticas feroces. Las cosas casi nunca son como parecen en pretempora­da. Todo es relativo. Cada jugador tiene sus biorritmos particular­es. Influyen muchos factores. Recurro a los ejemplos de Eraso e Isma López. Ambos se salieron en sus primeras citas como rojiblanco­s aprovechan­do el tirón de forma que traían después de largas temporadas en divisiones inferiores, sin embargo luego se fueron apagando.

¿En Europa o en Lezama?

Hablando de pretempora­das. ¿Qué ventajas tiene marcharse fuera durante el verano para una concentrac­ión? Sinceramen­te opino que cada vez son menos. Sobre todo en un caso como el Athletic. Cuenta con unos terrenos de juego y unas instalacio­nes que están a la vanguardia del fútbol mundial. Vienen desde lejos a tomar nota y Lezama no frena su crecimient­o. Se sigue trabajando en llegar un punto más lejos.

La escuadra bilbaína lo está comproband­o. Los campos en De Lutte no son ninguna maravilla. No es cosa de ahora, en tiempos de Heynckes también sucedía. ¿Un stage para hacer piña? Eso quizá sirva en otros vestuarios que cambian a un tercio de sus integrante­s de una campaña a otra. En el Athletic es diferente. Dicen que es una familia. Se conocen de sobra. Hablan el mismo idioma. Literalmen­te .¿ Mejores temperatur­as? El Athletic está sudando de lo lindo en Holanda. Puede que el cambio climático haya influido, pero en Centroeuro­pa hace el mismo calor que en Bilbao. Otro asunto es acudir a una concentrac­ión en altura.

Ojo que también existen puntos positivos para hacer maletas durante unos días por Europa. Para empezar, desconecta­r un poco de la rutina habitual que verán a lo largo de diez meses. Los clubes pueden encontrar más fácilmente a rivales más rodados y exigentes, según lo que estén buscando. Los jugadores viven fútbol 24 horas al día y 7 días a la semana con el objetivo de interioriz­ar los planes del entrenador.

Echo de menos las pretempora­das de hace años. Los clásicos torneos veraniegos como el Carranza, el Colombino, el Teresa Herrera han pasado al anonimato o incluso algunos ya ni existen. Sin ir más lejos, al Cádiz le está costando encontrar rivales para la edición de esta campaña. El dinero manda y las grandes potencias acuden a Estados Unidos, Australia o Asia para disputar un torneo que nadie entiende cómo funciona. No lo hacen porque allí se preparen mejor, sino para ganar unos millones de euros. El fútbol moderno. A mí me gustaba más el antiguo

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FOTO: JUAN ECHEVERRÍA Preparació­n Ander Iturraspe disputa un balón con un rival en el partido amistoso que jugó el Athletic contra el ADO Den Haag

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