Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Una fiesta pese a todo
El estadio acogió a muy poco público pero ruidoso y a varios seguidores rojiblancos
El estadio del Duisburgo tiene una capacidad para 31.500 espectadores pero en esta ocasión no albergó más que a unos 5.500. Pocos pero bien avenidos. El grueso de esa hinchada que se encarga de dar colorido se situaba detrás de una portería, en una zona en la que todo el mundo está de pie ya que no había localidades sentadas. Los hinchas locales se hacían notar a poco que gritaran y daba cierta envidia después de ver lo desangelado que ha estado San Mamés esta pasada temporada.
La jornada estuvo iniciada a las 14.00 horas y sirvió entre otras cosas para hacer un homenaje a Davide Astori, jugador de la Fiorentina que falleció a comienzos de este año. Precisamente, el equipo italiano se alzó con esta Copa de las Tradiciones después de ser más certero en la tanda de penaltis. De ahí que sonara el himno de los violas poco después de su triunfo.
Conato de refriega
Como suele suceder en los torneos veraniegos, tuvo su picante. Una cierta tangana en el partido que enfrentaba al Duisburg con los italianos. Un punta alemán se enzarzó con el cancerbero y casi se lía parda. El caso es que el calentón le vino bien al meta, que despejó dos penas máximas para clasificar a su equipo para la final. Eso sí, los hinchas se acordaron de él en ocasiones.Luego Kamara cazó a Muniain en una entrada enorme, pero no pasó del susto.
Asimismo, se dejaron ver varios seguidores rojiblancos y un buen puñado de hinchas de los londinenses con varias banderas. La fiesta, un tanto deslucida por la falta de público, estuvo aderezada por la preciosa voz de una cantante local