Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Hulk + Robin Hood = J.J. Watt
El defensa más implacable de la NFL, masacrado por las lesiones, se ha convertido en el ángel de la guarda del estado de Texas
La fotografía que acompaña este artículo, colgada por el propio J.J. Watt en sus redes sociales, habla por si sola del imponente armazón físico de este jugador de fútbol americano de los Houston Texans. Mide 1.96 m., pesa 135 kgs de puro músculo y fue el mejor y más implacable defensa de la NFL. Una lesión en la espalda de la que tuvo que ser operado y una fractura en la tibia de la pierna izquierda cercenaron una carrera memorable y sólo le han permitido jugar 8 partidos en las últimas dos temporadas. Pero el coloso de Wisconsin, de 29 años y con una actitud siempre positiva, aún no ha dicho su última palabra.
Está trabajando más que nunca para regresar cuando la temporada arranque el primer jueves de septiembre, y esta imagen es una muestra de que está listo para reinventarse y que sigue siendo un enemigo temible.
Todo en Watt es desmesurado. No parece haber ropa que pueda albergar tanta humanidad con desahogo; incluso pidió consejo a alguien de su tamaño aproximado, el actor y luchador Dwayne Johnson, más conocido como ‘The Rock’ (que es algo más bajo y liviano que J.J.), para saber qué tipo de vaqueros usa porque él no encuentra ninguno donde quepan sus inmensos cuádriceps sin que se rompan. Hijo de un bombero, sus dos hermanos también son ‘pross’ de la NFL, Derek en Los Angeles Chargers y T.J. en Pittsburgh Steelers, y obviamente son hombres corpulentos. Cuando eran críos su madre gastaba casi 4 litros de leche diarios para satisfacer las necesidades de su gigantesca prole. Para quemar energías J.J. destacó en hockey hielo, béisbol, basket y lanzamiento de peso (18.28 m. en su etapa colegial) hasta que finalmente eligió el fútbol americano mientras repartía pizzas a domicilio para contribuir a la economía familiar.
Houston le eligió en 1ª ronda del draft de 2011 (nº 11) y en sus cinco primeros años fue designado tres veces mejor defensor de la Liga, votado además por sus compañeros y rivales como mejor jugador de la NFL por delante de Tom Brady o Aaron Rodgers, entre otros. Un contrato de renovación de 100 millones de dólares por seis temporadas –el no quarterback mejor pagado de la Liga– consolidó su valor de mercado. Y entonces llegaron las lesiones.
En este tiempo de paro forzoso no se ha quedado quieto y se ha convertido en benefactor y ángel de la guarda del estado de Texas. Cuando en 2017 el huracán Harvey devastó Houston, Watt impulsó una campaña que recaudó más de 37 millones de dólares para ayudar a los damnificados. Este 2018, cuando un estudiante de 17 años irrumpió armado en una escuela de Santa Fe dejando un macabro reguero de 10 muertos y 13 heridos, J.J. se ofreció a correr con los gastos de los funerales. Está implicado en diversos proyectos relacionados con la ayuda a los niños más desfavorecidos que también recaudan cifras millonarias y siempre que se le pide está en primera línea, disfrazándose de Batman hipertrófico para una fiesta de Halloween de un hospital infantil u organizando partidos de béisbol benéficos a los que las ‘celebrities’ acuden sin rechistar y rascándose generosamente la cartera.
Todo esto le ha convertido en uno de los deportistas más carismáticos y respetados de EE.UU. y eso le honra, pero no le basta. También quiere ganar y recuperar su condición de cazador de cabezas nº 1 de la NFL. Y, como el increíble Hulk, cuando necesite transformarse, lo hará