Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Obama, la orden al Real Madrid y los paños menores

- Enrique ORTEGO

Luis Rubiales mantiene su excitación verbal en cada comparecen­cia pública y la RFEF sostiene su atracción fatal ahora más exceso que por defecto

Llevaba tiempo tentado de escribir sobre la gestión del nuevo presidente de la RFEF, Luis Rubiales,

-78 días en el cargo-, pero no terminaba de decidirme. Siempre he mantenido la sospecha de que estos temas de política deportiva y más si se trata de un organismo tan desprestig­iado y con un pasado tan oscuro como esta Federación, no terminan de interesar al aficionado en general que, realmente, lo que quiere es que sus respectivo­s equipos ganen un domingo sí y un miércoles también.

Aprovechan­do que la actualidad puramente futbolísti­ca transita por amistosos de madrugada y fichajes que no se consuman, he caído en la tentación. No es que antes no lo hubiera podido hacer porque motivos había dado Rubiales para ello. Ha sacado bien su lengua a pasear y no ha estado cruzado de brazos. Todo lo contrario.

Su hiperactiv­idad resulta suprema y choca con el sedentaris­mo de la etapa de Villar, pero el momento culminante lo ha alcanzado al confesar en la COPE que Obama, sí, su amigo Barack, expresiden­te de EEUU, que le invitó a una recepción, le dio su bendición personal por despedir a Lopetegui, argumentan­do que él, en su momento, también adoptó decisiones de gobierno críticas. Es más, debe ser que fortalecid­o por el respaldo de Obama, en esa misma entrevista añadió que el Real Madrid no acató la orden, sí la orden, se supone que dada por él, de no anunciar el fichaje del propio Julen.

Ahora sí. Ahora que Luis Rubiales

coleguea con Obama y da órdenes a Florentino Pérez sí merece aparecer en esta sección que se cuece al sol del agosto madrileño. Un tipo que se mueve a estas alturas de poder, que consiguió que los presidente­s de la FIFA y de la UEFA, Infantino y Ceferín, estuvieran respaldánd­ole en la Asamblea del 24-7 no es un político deportivo al uso, es un directivo de alto standing que va a dar mucho que hablar en un futuro. Ya lo verán.

Consciente de que todo lo que ha trabajado, que ha sido mucho, para llegar al cargo no habría merecido la pena si en el 2020 no es reelegido por otros cuatro años, Rubiales actúa como si estuviese en plena campaña electoral y abre un frente cada vez que habla en público. Pocos se salvan de su rodillo.

En su primera comparecen­cia no dejó contentos ni a los internacio­nales ni a los patrocinad­ores cuando criticó el precio de un viaje de placer por Rusia montado supuestame­nte por sus predecesor­es de la Gestora para los propios directivos, familiares de los futbolista­s y sponsors. Primeros enemigos a la vista. Los directivos porque negaron haber sido ellos, jugadores porque se trataba de sus familias y los sponsors porque realmente son los que pagan la fiesta con su inversión. Alguno de ellos no renovará el contrato de marketing al sentirse ninguneado por las palabras presidenci­ales.

Después llegó la etapa de los despidos, tanto de empleados, como de técnicos. Y el sonado fichaje de Luis Enrique como selecciona­dor. Una decisión valiente. Comenzaron a salir informacio­nes sobre una denuncia presentada contra él por Miguel Ángel Galán ante el juzgado número 6 de Valencia que aceptó abrir diligencia­s para esclarecer si Rubiales quiso pagar 120.000 euros de la reforma de su casa con dinero de la AFE, cuando era presidente. Amén de la denuncia también presentada contra él por una arquitecta por presunta agresión física.

En plena ebullición judicial, acusacione­s y desmentido­s, llegó su enfrentami­ento-careo en una emisora con el presidente del Sevilla sobre las fechas de la Supercopa y la decisión federativa de llevar la final a Tánger. No menos sonada fue su intervenci­ón en pleno sorteo del calendario cuando al referirse al fútbol femenino e invitar a las jugadoras presentes a subir al estrado dijo textualmen­te: “Por qué no las invitamos a venir, sé que han venido un poquito medio en paños menores, pero que vengan aquí”. Los paños menores eran unas simples camisetas y unos pantalones cortos, indumentar­ia informal propia de la estación veraniega en la que vivimos…

Pues va a ser que no era tan aburrido escribir sobre Luis Rubiales.Y puede, incluso, que no sea la última vez. Materia hay. Y reservada. Sus palabras y sus hechos no pasan inadvertid­os

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FOTO: SIRVENT Luis Rubiales junto a Aleksander Ceferin y Gianni Infantino El presidente de la RFEF estuvo respaldado por la UEFA y FIFA
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