Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Obama, la orden al Real Madrid y los paños menores
Luis Rubiales mantiene su excitación verbal en cada comparecencia pública y la RFEF sostiene su atracción fatal ahora más exceso que por defecto
Llevaba tiempo tentado de escribir sobre la gestión del nuevo presidente de la RFEF, Luis Rubiales,
-78 días en el cargo-, pero no terminaba de decidirme. Siempre he mantenido la sospecha de que estos temas de política deportiva y más si se trata de un organismo tan desprestigiado y con un pasado tan oscuro como esta Federación, no terminan de interesar al aficionado en general que, realmente, lo que quiere es que sus respectivos equipos ganen un domingo sí y un miércoles también.
Aprovechando que la actualidad puramente futbolística transita por amistosos de madrugada y fichajes que no se consuman, he caído en la tentación. No es que antes no lo hubiera podido hacer porque motivos había dado Rubiales para ello. Ha sacado bien su lengua a pasear y no ha estado cruzado de brazos. Todo lo contrario.
Su hiperactividad resulta suprema y choca con el sedentarismo de la etapa de Villar, pero el momento culminante lo ha alcanzado al confesar en la COPE que Obama, sí, su amigo Barack, expresidente de EEUU, que le invitó a una recepción, le dio su bendición personal por despedir a Lopetegui, argumentando que él, en su momento, también adoptó decisiones de gobierno críticas. Es más, debe ser que fortalecido por el respaldo de Obama, en esa misma entrevista añadió que el Real Madrid no acató la orden, sí la orden, se supone que dada por él, de no anunciar el fichaje del propio Julen.
Ahora sí. Ahora que Luis Rubiales
coleguea con Obama y da órdenes a Florentino Pérez sí merece aparecer en esta sección que se cuece al sol del agosto madrileño. Un tipo que se mueve a estas alturas de poder, que consiguió que los presidentes de la FIFA y de la UEFA, Infantino y Ceferín, estuvieran respaldándole en la Asamblea del 24-7 no es un político deportivo al uso, es un directivo de alto standing que va a dar mucho que hablar en un futuro. Ya lo verán.
Consciente de que todo lo que ha trabajado, que ha sido mucho, para llegar al cargo no habría merecido la pena si en el 2020 no es reelegido por otros cuatro años, Rubiales actúa como si estuviese en plena campaña electoral y abre un frente cada vez que habla en público. Pocos se salvan de su rodillo.
En su primera comparecencia no dejó contentos ni a los internacionales ni a los patrocinadores cuando criticó el precio de un viaje de placer por Rusia montado supuestamente por sus predecesores de la Gestora para los propios directivos, familiares de los futbolistas y sponsors. Primeros enemigos a la vista. Los directivos porque negaron haber sido ellos, jugadores porque se trataba de sus familias y los sponsors porque realmente son los que pagan la fiesta con su inversión. Alguno de ellos no renovará el contrato de marketing al sentirse ninguneado por las palabras presidenciales.
Después llegó la etapa de los despidos, tanto de empleados, como de técnicos. Y el sonado fichaje de Luis Enrique como seleccionador. Una decisión valiente. Comenzaron a salir informaciones sobre una denuncia presentada contra él por Miguel Ángel Galán ante el juzgado número 6 de Valencia que aceptó abrir diligencias para esclarecer si Rubiales quiso pagar 120.000 euros de la reforma de su casa con dinero de la AFE, cuando era presidente. Amén de la denuncia también presentada contra él por una arquitecta por presunta agresión física.
En plena ebullición judicial, acusaciones y desmentidos, llegó su enfrentamiento-careo en una emisora con el presidente del Sevilla sobre las fechas de la Supercopa y la decisión federativa de llevar la final a Tánger. No menos sonada fue su intervención en pleno sorteo del calendario cuando al referirse al fútbol femenino e invitar a las jugadoras presentes a subir al estrado dijo textualmente: “Por qué no las invitamos a venir, sé que han venido un poquito medio en paños menores, pero que vengan aquí”. Los paños menores eran unas simples camisetas y unos pantalones cortos, indumentaria informal propia de la estación veraniega en la que vivimos…
Pues va a ser que no era tan aburrido escribir sobre Luis Rubiales.Y puede, incluso, que no sea la última vez. Materia hay. Y reservada. Sus palabras y sus hechos no pasan inadvertidos