Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
MONSIEUR ALAPHILIPPE
El francés rompe la Clásica SS en Murgil y se impone con mucha clase a Mollema en la meta del Boulevard Landa, Bernal, Gallopin y Gorka Izagirre, víctimas de una grave caída, se despiden del triunfo a 20 kilómetros
Quien ríe el último encima de la bicicleta es aquel que llega primero. Por cómo afrontó los metros finales, parecía un desenlace reservado de antemano para Julian Alaphilippe (Quick Step). El francés se estrenó en la Clásica San Sebastián al imponerse a Bauke Mollema (Trek) sin ninguna dificultad aparente, como si a su lado le acompañara un sparring y no un corredor de la talla del holandés. La estrella emergente del pelotón, Alaphilippe, rubricó su triunfo dejando claro que tenía más clase que nadie para rematar su demarraje en los metros finales de Murgil Tontorra.
Fueron siete kilómetros de demostración y Alaphilippe no se guardó un gramo de magia en las alforjas. No ocultó una sola pizca de su magisterio: calidad para subir a Murgil Tontorra, valentía para lanzarse en el descenso por Igeldo y olfato de cazador para rematar la faena en llano. Escalador y clasicómano ‘ex aequo’. El ciclista total si de aquí en adelante progresa contra el cronómetro. Eso, ayer, era harina de otro costal.
La XXXVIII edición de la Clásica San Sebastián estuvo decisivamente marcada por la montonera que dejó fuera de juego a varios favoritos y en el hospital, concretamente, a dos ases de la carrera como Mikel Landa (Movistar) y Egan Bernal (Sky). Tony Gallopin (AG2R) o Gorka Izagirre (Bahrain) fueron otros dorsales de postín que se quedaron sobre el asfalto bajando el Alto Miracruz.
El accidente lo propició un Dimension Datta que se despistó mirando hacia atrás, sin darse cuenta de que un palmo más adelante había un corredor del Lotto Jumbo, en las primeras posiciones del pelotón. El afilador terminó en desaguisado. Una caída en la que se vieron involucrados la mitad de los favoritos y que pareció contraer el alma del gran grupo.
Landa se dañó el hombro y envió un mensaje tranquilizador camino del hospital: “Estoy bien”, dijo el de Murgia teniendo que soportar un traumatismo en la cadera. Egan Bernal sangró de la boca y le aplicaron un collarín por lo que pudiera pasar. Se rompió varios dientes, posiblemente se produjo una fractura maxilar y tiene un traumatismo craneoencefálico. Un sudor frío a 30 grados de temperatura.
La txapela en 500 metros
Controlada la extraordinaria
aventura que protagonizó Cyril Barthe (Euskadi Murias), el revuelo se originó Arkale arriba, habiendo dejado atrás una descafeinada ascensión a Jaizkibel. La escuadra de Jon Odriozola se salió, metiendo a tres hombres en la fuga del día (Sergio Rodríguez y Aritz Bagües, además de Barthe).
Amador (Movistar), Boswell (Katusha), Siutson (Bahrain), Latour (AG2R), Ulissi (Emirates) o Kruijswijk (Lotto Jumbo) revoloteaban en las comandancias del pelotón, incomodando al resto como el zumbido de un insecto.
La caída en los albores de Ategorrieta damnificó a la mitad de los aspirantes y el ritmo fue manso hasta llegar a Murgil Tontorra. La subida de Igeldo fue el esperado chispazo que avivó la Clásica. Antwan Tolhoek (Lotto Jumbo) y Rudy Molard (FDJ) se atrevieron a atacar cuando la cuesta ya era una tortura. Fue como un dolor de cabeza pasajero. Sí rompieron la carrera en mil pedazos.
Ion Izagirre (Bahrain) asumió las riendas de las vacas sagradas y persiguió a los dos inesperados fugitivos. Van Avermaet (BMC) cogió la rueda guipuzcoana y, en los últimos 500 metros del muro, dos exhalaciones, Alaphilippe y Mollema, zanjaron la subida y determinaron la adjudicatura de la txapela. La bajada por el Monte Igeldo fue un parque de atracciones para el francés y el holandés.
28 segundos de renta por el Centro de Donostia era una ventaja lo suficientemente cómoda como para que se jugaran la victoria en un duelo de a dos. Alaphilippe, pura clase, no permitió ni por asomo que Mollema le arrebatara su consagración, una semana después de doblar triunfo en el Tour y de reinar en la montaña francesa con el afamado maillot de las motas rojas.
Roux (FDJ) y Van Avermaet (BMC) dieron tiempo al grupo perseguidor y el Lotto Jumbo firmó una notable Clásica metiendo a Gesink, Kruijswijk y Tolhoek entre los 10 primeros. Ion Izagirre fue séptimo y se coronó como el mejor vasco en el Boulevard