Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
A quien corresponda
Desgracia en forma de lesión grave para un nuevo jugador del Athletic. Un aspirante a león, en este caso, puesto que pese a entrenar a las órdenes de Berizzo venía ejerciendo en el Bilbao Athletic. Oihan Sancet se rompió el pasado sábado en Torrelavega.
El prometedor futbolista navarro se fracturó la rodilla izquierda. Una acción fortuita. Una mala pisada y crack.
Se repitió una escena muy parecida a la vivida un día antes en Ipurua con Merquelanz o años anteriores en distintos escenarios con Muniain, Gurpegi, Orbaiz, Tiko, Aketxe, Ibai, Undabarrena, Seguín, Ruiz de Galarreta, Magdaleno o incluso el propio presidente Urrutia. Gajes del oficio.
Cuesta asimilar un percance de semejante magnitud para cualquier deportista, pero no queda más remedio que perseverar. Se trata de armarse de paciencia, recuperarse en condiciones y no tener prisa por volver a competir. Paso a paso (a veces incluso hacia atrás para dar después otros adelante). Sin prisa, pero sin pausa.
Al rojiblanco se le augura un gran futuro como futbolista. Hasta ahora todo parecía venirle rodado, pero de buena a primeras le ha surgido este imprevisto. Más difícil todavía
No puedo (ni quiero) dejar pasar la ocasión para incidir en algo que ya comenté en su día. Algo referido a este mismo futbolista. Algo en lo que pensar.
Sancet apenas ha tenido vacaciones este verano. Siete días después de completar su participación con España en los Juegos Mediterráneos empezó la pretemporada con el Athletic. Una semana justa de descanso.
Otros, como Kepa, sí tuvieron hasta 20 días de reposo tras el Mundial. ¿Casualidad o causalidad lo del navarro? La salud, lesiones al margen, es lo primero