Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Ni mu de Luis Enrique
Después de atizar al nuevo seleccionador, se resisten a reconocerle sus méritos
Cuando Luis Enrique fue elegido seleccionador, los espacios deportivos no tardaron en cargar contra el técnico. En Jugones, los autores de: “¡No es una broma!” para anunciar su fichaje, los creadores de “le faltan virtudes para el cargo”, de los que incluyeron un aficionado diciendo “Que le echen a los cochinos”, de los que consideraron que se trataba de una conspiración contra Florentino, de los que acusaron al asturiano de dividir y enfrentar, de los que dudaron de su capacidad de unir…. El martes, después del partido de España contra Croacia, corrieron un tupido velo. Y esto tampoco es una broma.
En El Chiringuito, Pedrerol abrió el programa cargando contra Rubiales. La contundente victoria de La Roja servía para hacer hipótesis de lo que podría haber sucedido en el Mundial. Todo estaba centrado en el mérito de los jugadores. El papel de Luis Enrique quedó reducido a nada. Sólo Álvaro de Benito, el tertuliano más atinado de Pedrerol, al ser preguntado por lo más destacable de la selección, apuntó que se quedaba “con la verticalidad que le ha dado Luis Enrique a La Roja”. Más allá de esto, todo eran lamentos contra Rubiales por haber echado a Lopetegui. Ni una virtud para el papel de Luís Enrique, que el miércoles en Jugones también fue ninguneado. Pedrerol se limitó a un “Luis Enrique invita al optimismo, sí…” y nada más. En el Chiringuito preguntaban a la audiencia: “¿Es culpable Rubiales del fracaso de la selección en el Mundial?”.
El nuevo planteamiento mediático sobre el tema es de locos: La polémica mediática construida por Pedrerol se basa en una conjetura imposible de resolver. En sacar conclusiones de lo que podría haber sido si Julen Lopetegui se hubiese mantenido en el cargo de seleccionador. Nunca lo sabremos. Es imposible. Pero hora se trata de atizar en base a una ucronía, un elemento del pasado que deciden imaginar de distinta manera a lo que sucedió. Periodismo del absurdo: Pedrerol prefiere centrarse en dedicar minutos y fantasear sobre lo que podría haber sido hace tres meses, en vez de analizar lo que sucede de verdad ahora