Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

EL SUPERHOMBR­E

Eliud Kipchoge empezó a correr para ir a la escuela y mantiene una vida muy austera en su Kenia natal Icono de Nike, ávido lector y de disciplina férrea, tiene el reto de bajar de las dos horas en una maratón

- Begoña Villarrubi­a

Disciplina férrea y humildad espartana. Estas dos palabras definen a la perfección a Eliud Kipchoge, el hombre que el domingo batió el récord mundial de maratón con 2 h 01’39”, bajando en más de un minutoel anterior registro de2h 02’57” de su compatriot­a Dennis Kimetto. “La fuerza mental es la clave. Si eres indiscipli­nado, eres esclavo de tus pasiones. Sólo los disciplina­dos son realmente libres”, señaló el keniata de 33 años. Más allá de su privilegia­do perfil físico y un cuerpo finísimo nacido para la carrera de fondo–1.67m.y 57 kg–, la cabeza bien amueblada de Kipchoge y un sacrificio mayúsculo le han llevado a ser el rey absoluto de la maratón. No extraña, pues, que sea un ávido lector, amante de Aristótele­s, y que la filosofía que le haya servido de autoayuda en los momentos críticos. Nació en Kapsisiywa (Kenia) el 5 de noviembre de 1984 y sus orígenes son los propios de un niño africano sin recursos, que empezó a correr por necesidad para ira la escuela y ayudaba a su familia vendiendo leche que recolectab­a entre sus vecinos. La austeridad sigue siendo la tónica de su vida. Prueba de ello es que siendo campeón olímpico y mundial, vencedor de las maratones de Londres, Chicago, Berlín y Rotterdam e icono de Nike con un contrato millonario, prefiere seguir viviendo en un alojamient­o de atletas en su África natal donde, entre todos los residentes, preparan la comida, cuidan el jardín e incluso limpian los baños, en lugar de vivir en la comodidad de su gran casa en Eldoret. Lo hace, dice, para mantenerse motivado. Sus acuerdos con Nike le llevaron a protagoniz­ar uno de los eventos más mediáticos de los últimos tiempos. El proyecto ‘Breaking 2’ nació de la idea de intentar bajar de las dos horas los míticos 42,195 kilómetros. Fue el pasado 6 de mayo de 2017, en el circuito de Monza, donde Kipchoge logró un tiempo récord de 2h00’25”, pero el registro no pudo ser homologado por la IAAF. “Me toca batir ese récord”, anunciaba como predicción. El domingo volvió a intentarlo por cuarta vez. Ya lo había hecho en dos ocasiones anteriores en la capital alemana. Hace tres años, tuvo la mala fortuna de que la plantilla de la zapatilla se le despegó a mitad de carrera, mientras que el año pasado la lluvia y el fuerte frenaron sus aspiracion­es. El keniata irrumpió con fuerza en el atletismo en 2003. Con sólo 18 años se proclamó campeón del mundo de los 5.000 metros batiendo a Hicham El Gu erro ujyK ene ni saBeke ley en abril de 2013 hizo su debut en los 42km venciendo en la Maratón de Hamburgo. Allí comenzó su dominio en la prueba reina del atletismo, ganando 10 de las 11 maratones que ha disputado. Una de las personas que mejor lo conocen es el catalán MarcRoig, fisioterap­euta del atleta y compañero de entrenamie­ntos en Kenia. “Si algún ser humano es capaz de romper esa barrera es él”, vaticina. Son muchos los que opinan que es sólo cuestión de tiempo ver a Kipchoge con sus icónicos manguitos –le sirven para mantener la temperatur­a idónea e el cuerpo– logrando lo que aún hoy parece imposible. “Superar esa barrera no es ninguna ciencia, necesitas un gran equipo que crea en ello y en ti, y creer tú también, necesitas las zapatillas perfectas y necesitas ser más fuerte que cualquier otro atleta. Creo que ningún ser humano tiene límites. Todo es posible y los récords están para batirlos”, afirma seguro Eliud

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