Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Una versión mejorada de una mentalidad de oro
Carolina Marín suma tres grandes títulos consecutivos por primera vez en su carrera y vuelve a rebosar solidez
Seis finales disputadas, con dos ganadas y cuatro perdidas, una sin poder jugarla, en 2017. Cuatro finales jugadas con otros tantos títulos en 2018. La capacidad para recuperar el instinto ganador en las finales vuelve a marcar la diferencia a favor de Carolina Marín.
Los números lo dicen. Carolina se llevó el domingo el Open de China para sumar el segundo de los cuatro grandes que se han jugado este año (ganó el Mundial y cedió en el All England y en el Open de Indonesia; falta el Masters) y para hacerse con un torneo que siempre se le había resistido. Un evento que ganó en el país rey de su deporte para sumar veintiséis entorchados internacionales y dar otro golpe sobre la mesa.
Ocho de los títulos de Marín son de categoría Superseries, la más alta, la cual se le había resistido en las rondas finales tanto en 2016 como en gran parte de 2017. Pero Carolina ya está a uno de los nueve trofeos de Tine
Marín atraviesa, por resultados, la mejor racha de su carrera tras un 2017 difícil
Baun, la europea con más victorias en esta serie. Algo que parece más que su alcance vista su solidez en las últimas semanas.
Marín era consciente en meses previos de que el juego lo tenía, pero de que le faltaba la chispa con la que en 2015 o en Río 2016 remataba los torneos. La conquista de su tercer título mundial el pasado 5 de agosto todo lo cambió: fue la demostración de que todo el trabajo mental previo hacía su efecto, el punto de inflexión para volver a dominar con su patrón agresivo de juego y, sobre todo, con su gran carácter ganador.
Desde entonces ha acumulado consecutivamente Mundial, Open de Japón y Open de China. Además, este año ya había vencido en el Campeonato de Europa. En definitiva, una Marín que vuelve a mandar y que en estas últimas semanas ha mostrado una versión como mínimo cercana a la de la jugadora que en 2015 revolucionó el circuito. En ese año conquistó seis títulos, todos ellos de primerísimo nivel (All England, Malasia, Australia, Mundial, Francia y Hong Kong). En este, tiene margen para estar en cifras similares, ya que suma cuatro trofeos y aún quedan torneos por delante.
Más regularidad
La mayor diferencia entre la Marín de 2015 y la de estas últimas semanas es que no ha habido altibajos. Por entonces, Carolina combinó sus títulos con eliminaciones tempranas, las cuales quedaban en segundo plano ante su gran fortaleza para rehacerse en torneos siguientes. Sin embargo, desde el inicio del Mundial, Marín no se ha concedido ningún respiro: lleva quince victorias consecutivas, su mejor racha de siempre por la entidad de los torneos y de las rivales. Si bien estuvo imbatida durante dieciocho partidos consecutivos en 2011 y durante otros quince en 2009-2010, la entidad de los torneos en nada se parecía a la
de la racha actual, en los mejores escenarios y ante las mejores rivales.
Es aquí donde también se mide el gran momento de Marín. Dos de las jugadoras que más le costaban en el circuito, como la tailandesa Ratchanok Intanon o la japonesa Nozomi Okuhara, han visto cómo Carolina les ha superado en tres ocasiones en la gira asiática (una vez a Intanon y dos a la nipona). Son la más clara muestra de que al patrón agresivo de Marín se une también la sensación de volver a sentirse dominadora. En definitiva, Carolina está mostrando una versión mejorada de esa mentalidad con la que ya no solamente sigue derribando barreras, sino con la que está ganando el difícil reto de superarse a sí misma