Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

El milagro canadiense

Es uno de los pocos países del mundo sin liga profesiona­l

- José Ignacio Huguet Santa Cruz

El rival de España en cuartos tiene una particular­idad en relación a los otros quince participan­tes en esta Copa del Mundo. De las doce jugadoras que forman la selección de Canadá ni una sola juega en la liga profesiona­l de su país. Y eso tiene una fácil explicació­n: Canadá es uno de los pocos países del mundo sin una liga profesiona­l de baloncesto femenino.

Kia Nurse y Kim Gaucher juegan en la WNBA (New York Liberty y Sacramento Monarchs), la mayoría de sus compañeras han jugado esta pasada temporada en el basket europeo -–Francia, Bélgica, Polonia, Rusia...– y las jóvenes progresan en la NCAA estadounid­ense (Carleton en Iowa State y Colley en Michigan State) o en el NEDA de su país, el National Elite Developmen­t Academy, una especie de Siglo XXI a la canadiense.

El contraste entre el buen trabajo en la base y la escasez de oportunida­des para las jugadoras senior ha sido siempre un lastre para el basket canadiense femenino. La selección ha hecho de elemento aglutinado­r del talento del país pero las jugadoras solo coinciden durante uno o dos meses en verano y la mayoría no se ha enfrentado nunca antes con las que se convierten en sus compañeras en el equipo nacional.

“Somos uno de los pocos países del mundo que no tiene una liga profesiona­l doméstica”, lamentaba Denise Dignard, directora de

Todas las jugadoras senior del rival de hoy de España juegan fuera de su país

alto rendimient­o para el programa nacional femenino de Canadá. “La calidad de las jugadoras que llegan está mejorando de forma tremenda y tener una liga nos ayudaría enormement­e a alcanzar nuevas cotas”, apuntaba hace unos meses a la web Sportsnet.

La popularida­d del basket en Canadá es muy alta, con récords de asistencia y audiencia televisiva para los Toronto Raptors, la franquicia de la NBA en el país. También se ha creado hace poco una liga profesiona­l masculina, la National Basketball League, con franquicia­s en diferentes ciudades. Pero no existe nada equivalent­e en categoría femenina.

“Me sorprende que no haya todavía una liga femenina en Canadá”, señalaba DeMar DeRozan antes de dejar los Raptors rumbo a los San Antonio Spurs. El escolta suele llevar a sus hijas a partidos de la NBA cuando regresa en verano a su casa de Los Angeles. “Quiero que vean que para las mujeres también es posible jugar a un alto nivel”, señala. “Necesitamo­s tener un sistema también en Canadá en el que las mujeres puedan desarrolla­rse en el deporte del baloncesto”.

Solo hay una liga profesiona­l femenina en Canadá, la de hockey hielo, y los estudios demuestran que las niñas canadiense­s practican más el basket que el hockey. Pero la falta de rentabilid­ad económica de una liga de basket femenino es un argumento difícil de contrarres­tar en un país en el que las ligas no dependen de la federación. Para muchos una solución a medio camino sería la creación de una franquicia de la WNBA en Canadá, lo que sería una inspiració­n para las jugadoras jóvenes

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