Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Williams es el pichichi a domicilio
Desde el 4 de diciembre de 2016, fecha en la que hizo su último tanto en Liga en San Mamés, nadie marca más goles que Iñaki en las citas del Athletic como visitante
En el carro de Iñaki Williams estamos pocos. Eso o los que se encuentran fuera hacen mucho ruido. Es el centro de los debates futbolísticos en clave Athletic de las últimas semanas. El gol manda y acumular errores levanta murmullos. Algunos de los que ponen en duda a Williams quizá sean los mismos que pitaron a Llorente en el famoso amistoso frente al Milan. O puede que no sepan que Urzaiz y Aduriz no empezaron a golear con el Athletic hasta los 25 años. La pantera tiene 24. Paciencia.
Tampoco voy a negar la mayor. No atraviesa por un buen momento. No es normal que lleve casi dos años sin marcar en Liga en San Mamés. Aunque conviene destacar que Williams es el pichichi rojiblanco a domicilio. Nadie ha marcado más goles que Iñaki en los partidos disputados por el Athletic como visitante desde el 4 de diciembre de 2016. Suma 11 dianas en 33 encuentros. Aduriz, por comparar, ha logrado 5 en 28.
Williams no es el nueve al que está acostumbrado San Mamés. Principalmente porque el Athletic lleva un cuarto de siglo jugando a una cosa muy distinta. Toca cambiar la forma de buscar el área si el bilbaíno va a ser la principal referencia ofensiva en un futuro cercano.
Pese a esta argumentación, yo creo que su sitio en estos momentos está en la banda. Con más metros para correr. Incluso partiendo desde la izquierda para quedar orientado a su pierna buena en el recorte. Pero no hay que ponerle una cruz como delantero específico. Un puesto en el que la experiencia vale tanto o más que el instinto.
Es preferible que Williams tenga ocasiones y que las falle a que pase desapercibido como sucedió ante la Real Sociedad. Algunas críticas las catalogaría como de ‘resúmenes televisivos’. Le veo desperdiciar un par de oportunidades y le atizo. En cambio, si no aparece como en el derbi da un poco más igual. Por no hablar de los intangibles. A un delantero como Iñaki se le piden goles, evidentemente, pero también velocidad, presión, generación de espacios… Paciencia