Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Sin profundidad
El Athletic tampoco pudo ayer cristalizar en nada positivo todas sus buenas intenciones desde que arrancara el choque de Cornellà. Con una correcta puesta en escena, los de Berizzo apretaban bien arriba a los locales para intentar estar cerca de la portería contraria tras robar el balón. Así mismo, el balance de posesión del cuero también iba cayendo de su lado mientras los futbolistas del Espanyol iban apareciendo poco a poco en el partido.
Con mucha presencia en campo contrario, lo cierto es que el Athletic no desequilibraba por dentro. Con Dani García, San José y Mikel Rico jugando en zonas interiores, el blindaje pretendido corría iba en contra del dinamismo necesario para poder hacer daño real al contrario. En el primer desequilibrio defensivo de los rojiblancos, Borja Iglesias encontraba espacio a la espalda del carril izquierdo bilbaíno e Iñigo Martínez no podía encimarle. Resumen, gol y a remar contracorriente.
Máxima efectividad a las primeras de cambio para certificar una vez más que no siempre la posesión de pelota garantice nada en concreto. A partir de aquí, el escenario cambió radicalmente, ya que los futbolistas del Athletic comenzaron a sufrir las idas y vueltas que se presuponen entre dos equipos que juegan hacia adelante.
Los contraataques locales emitían peligro constante mientras que los bilbaínos sufrían las consecuencias de no encontrar la profundidad necesaria para conseguir al menos el empate. Era un querer y no poder por parte del Athletic, que veía una vez más cómo su apuesta no encontraba respuesta alguna a su racha de diez partidos sin ganar. La realidad marca que el equipo genera pocas opciones de gol en un área contraria muy poco visitada por algunos de los mejores llegadores rojiblancos.
El esfuerzo es incuestionable, pero las apuestas y propuestas de estilo deben ir acompañadas de resultados y sensaciones que calen en el ánimo de un grupo de jugadores necesitados de buenas noticias. Toca esperar