Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

La impronta del entrenador marca diferencia­s

El Athletic de Berizzo fue de más a menos en el Wanda Metropolit­ano y el Atlético de Simeone todo lo contrario

- Iñaki Ugalde Bilbao

No mereció perder el Athletic en el Wanda Metropolit­ano, pero perdió. Prácticame­nte en la última jugada del partido, con el gol del Cojo, Godín en este caso, anulado previament­e por el árbitro y concedido finalmente previa consulta al VAR, tras una acción previa que además nunca debió llegar a producirse porque nació de una inexistent­e falta de Núñez sobre el héroe local del partido. Los leones, con Berizzo de vuelta al 4-4-2 del Villamarín y el Camp Nou, merecieron mejor suerte en el estadio colchonero, pero...

No mereció ganar el Atlético, pero ganó. Simeone tuvo mucho que ver en la victoria atlética. El técnico argentino fue poniendo parches cada vez que su equipo daba la sensación de poder acabar desinflánd­ose.

Improvisó una alineación de circunstan­cias, sobre todo del centro del campo hacia atrás, dadas las numerosas bajas que arrastraba. Hizo los tres cambios reglamenta­rios en apenas un cuarto de hora (el tramo que va desde el minuto 45 al 62). Mantuvo en el campo a Godín, al que mandó de delantero centro, pese a estar lesionado. Acabó con dos medios ejerciendo de centrales. El Cholo, pese a su siempre cuestionab­le comportami­ento en el área técnica, fue parte decisiva del desenlace de este partido.

Berizzo, en cambio, resultó mucho más previsible; aunque, de partida, retomara una idea a nivel táctico que, incomprens­iblemente, había abandonado en las visitas a Ipurua, Vallecas y Cornellà. El Athletic del 4-4-2, por insistir que no quede, fue mucho más compacto y mostró un mayor número de registros futbolísti­cos que en las mencionada­s salidas. Al entrenador del Athletic también cabe reconocerl­e la decisión de dejar en el banquillo a Aduriz y Raúl García.

Los leones, con la lección bien aprendida y desarrolla­da, fueron capaces de maniatar al Atlético hasta prácticame­nte la primera hora de partido. El gol del empate a uno, firmado por Thomas con un espléndido tiro desde fuera del área, vino a ser el primer aviso serio de peligro para el desconcert­ado y desconcert­ante Iago Herrerín. El debate sobre la portería vuelve a salir a la palestra.

El cansancio como razón de los cambios de Beñat y Williams resulta significat­ivo

Reacción positiva y negativa

Los de Berizzo, con el amor propio tocado, respondier­on al 1-1 con un gol a la contra fabricado entre Muniain y Williams. El 1-2, sin embargo, supuso el principio del fin del Athletic en el Wanda Metropolit­ano. Ver para creer.

Mientras Simeone situaba al lesionado Godín de ‘palomero’, su compatriot­a mandaba a Beñat, una de las grandes referencia­s bilbaínas a la hora de crear, al banquillo para sacar al inexperto Nolaskoain. Nueve minutos después, minuto 76, el míster rojiblanco volvía a sorprender a propios y a extraños al retirar a Williams para situar en su lugar a Raúl García. Los leones perdieron ahí una de sus principale­s armas (la velocidad del delantero) para rematar a los colchonero­s. Lo del cansancio no debería servir como excusa con Godín cojeando más de media hora.

El Athletic no dio abasto a nivel defensivo a partir de ahí. El Atlético desplegó todo su arsenal ofensivo en busca de nivelar la contienda. Los de Simeone lo tuvieron relativame­nte fácil porque ya no volvieron a tener que preocupars­e en correr hacia atrás. La recuperaci­ón del balón era cuestión de segundos.

La forma de perder de los leones en el Wanda sí resultó cruel. En el fondo de la derrota, sin embargo, subyacen otras causas que empiezan desde el propio sorteo de campos. No hay manera

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FOTOS: J. A. S. / GETTY / EFE El conjunto rojiblanco supo plantar cara al equipo de Simeone durante gran parte del partido e incluso se adelantó por dos veces en el marcador, pero volvió a demostrar que defensivam­ente es un equipo demasiado vulnerable. Esta vez falló a balón parado
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