Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
MADRUGÓN Y RECITAL
Un golazo tempranero de Dembélé puso contra las cuerdas al Tottenham y un Cillessen prodigioso frenó su reacción Messi entró en la última media hora, debutaron en Champions Aleñá y Miranda y el Barça se va a octavos invicto
Dice el refrán que a quien madruga Dios le ayuda. En pleno rebrote de la polémica por los retrasos de Dembélé, al extremo francés le dio por madrugar donde al Barça mejor le va: en el campo. Y el Camp Nou se lo agradeció. Un golazo muy temprano y, sobre todo, espectacular del irreverente Dembouz encauzó para el Barça su despedida de la fase de grupos de la Champions. El conjunto de Valverde, con rotaciones ante un Tottenham desesperado por los tres puntos, no pudo cerrar el grupo con triunfo, pero sí con un empate casi heroico y que lleva sobre todos dos rúbricas: la de Dembélé y la de un prodigioso Cillessen. El Tottenham, durante buena parte del segundo tiempo, se supo eliminado y encerró una y otra vez al Barça, pero chocó con el meta holandés hasta que Lucas Moura logró superarle en unos minutos finales de locura, con la carta Messi en la media hora final y con un palo de Coutinho justo antes del 1-1. Un resultado que un Barça con rotaciones y debutantes en Europa sudó y que habría bastado al Inter si el conjunto italiano hubiese sido capaz de derrotar al PSV. Pero no.
Dembélé marcó un golazo que condicionó el partido, sobre todo el primer tiempo. Lo hizo todo. Robar la cartera a Rose en zona atacante del Tottenham, que salió con vocación dominante desde el minuto uno, recorrió todo el campo, sentó a Winks y a Rose y superó por bajo a su compatriota Lloris. Delirio y comunión con la grada, quién sabe si providencial.
Al abrigo de ese 1-0, el Barça, en gran parte experimental, contuvo al Tottenham, plagado de estrellas, a base de control durante la primera fase de partido. Los debutantes en Champions, Miranda, que incluso sacó un chut casi sobre la línea en la segunda parte, y Aleñá, se curtieron ante pesos pesados y, con imprecisiones puntuales, cumplieron de sobra. Algunas pérdidas de balón en la medular permitieron al conjunto inglés ir asomando la nariz. Cada espacio que encontraba el conjunto de Pochettino, con errores de Coutinho, Arthur, Aleñá, Semedo –muy exigido por Son o Eriksen, que iban cambiando de banda– o incluso Dembélé, provocaba el pánico, obligando a grandes esfuerzos a Lenglet y Vermaelen, extraordinarios en el cierre, o a Cillessen. La tuvo Son a centro de Rose, desesperado por resarcirse de la jugada del gol de Dembélé, Kane desaprovechó una falta que él mismo se había generado ante Lenglet y, sobre todo, Cillessen estuvo providencial ante Son en una contra del coreano que, gracias a un gran pase de Eriksen, había desarmado al equipo azulgrana.
Aunque hubo un primer chut al palo de Coutinho tras combinar con Munir, la llegada del descanso fue lo que dio un respiro al conjunto azulgrana, con artillería en el banquillo para darse un nuevo impulso. Pero fue el Tottenham el que volvió al campo a por todas.
‘Superman’ Cillessen
Cillessen sacó a relucir su repertorio en el segundo acto. El meta holandés se lució nuevamente a chut de Eriksen, Lenglet desequilibró a Kane en un más que probable penalti cuando la estrella inglesa iba a rematar tras otra pérdida del Barça y Super-Jasper se erigió en la pesadilla del coreano Son al sacarle un nuevo remate. Su obra maestra, sin embargo, fue la exhibición de reflejos al rechazar sobre la línea de gol un remate de Lucas Moura.
Ni la entrada de Messi en la media hora final libró al Barça de la presión atacante de un Tottenham a la desesperada que hasta recurrió a Llorente. En un final de partido enloquecido, Coutinho chutó otra vez al palo antes de que una nueva contra del Tottenham, con errores de control y un marcaje pésimo de Semedo a Kane, acabase con centro del inglés y remate a placer de Moura, que por fin pudo superar a Cillessen. Un gol que hizo justicia a lo visto, sin mancillar el honor competitivo del Barça