Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

¡Hasta Messi aplaudió con admiración!

‘El mosquito’ salió zumbando para esculpir un golazo madrugador, mezcla de presión, calidad y rapidez

- Gabriel Sans Barcelona

Fomentada por él mismo, por su reiteració­n, la imagen de Osumane Dembélé anda asociada estos días al retraso, al sueño, a la pereza, a la indiscipli­na y a la polémica. Fue por ello que el extraordin­ario gol de anoche al Tottenham provocó una cascada de frases y sentencias en radios, television­es, webs especializ­adas y redes sociales alusivas a su último retraso. Una relación de metáforas para agradecerl­e que en fútbol, al menos, siempre es puntual y para superponer, de paso, su impresiona­nte talento a sus pecados

La pregunta puñetera Pidió Dembélé a Valverde que le dejara ‘cinco minutos más’ cuando le suplió?

de juventud.

‘El mosquito’ llegó pronto al partido, zumbando. Le bastaron siete minutos para firmar un tanto madrugador que dio la vuelta al mundo con la misma rapidez que lo fabricó. En 50 metros saltó sobre Walker-Peters en campo propio, le arrebató el balón y emprendió una carrera bestial en dirección a Lloris, con un primer regate por velocidad y uno segundo, un recorte en seco, que dejó clavado en el suelo a Winks. Con el potero mirándole atemorizad­o, el internacio­nal francés le batió con disparo raso con la izquierda. Uno de esos tantos que se miran una y otra vez y siempre da la sensación de que es una ‘pasada’. La grada le indultó con una enorme ovación.

Sentado en el banquillo, el mismísimo Messi aplaudía con una mueca de asombro. Dembélé celebró el tanto con efusividad, aunque golpeándos­e la cabeza con los dedos de una mano repetidame­nte, quizá dando a entender que tiene la testa bien puesta. Y aunque su ego se infló, el extremo no dejó de correr con agilidad, sintiéndos­e la figura del partido. Y claro que lo era. El Camp Nou exclamó su entrega como pocas veces. Esta vez no había llegado tarde. Presión, cambio de ritmo y definición, todo a la vez. Aquellas voces que le recriminab­an a Valverde que le pusiera en el once por delante de otros jugadores más disciplina­dos callaron de inmediato. Pero es que, además del gol, tuvo un par de ocasiones más. Una clara, en la que su chut con efecto con la izquierda desde un vértice del campo se fue escorando hasta perderse. Minutos más tarde, sorprendió con una galopada que recordaba la acción del partido. Lástima que su centro no encontró receptor. Fue sustituido en el 77.

La controvers­ia sobre su manera de actuar ha tapado unos números que le arcan su récord personal de goles. Con el anotado a los ingleses, Dembélé suma ya 9 tantos en 24 par- tidos oficiales del Barça. Está a tres de los 12 que esculpió estando en el Rennes. El año pasado se plantó en cuatro. A estas alturas dobla ya es- tos números. Dembélé le está dan- do lustre al tridente. Son ya 36 goles de los 62 que acumula el Barça. Con asistencia­s, la influencia del argen- tino, del uruguayo y del francés se eleva a tres de cada cuatro goles

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