Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
La ‘hangover’ blanquiazul
➔ El viaje de vuelta de Wolverhampton, una desagradable resaca
➔ Dicen que triunfo y derrota son meros impostores, pero lo cierto es que todos queremos ganar. El perico no es una excepción a pesar de lo amargamente acostumbrado a la derrota que le tiene la historia. Por eso, y aunque viajaron a Wolverhampton conscientes de lo complicado que era obtener un buen resultado, los más de 1.200 desplazados regresaron a casa con un sabor muy desagradable en su paladar. El de la resaca por lo vivido. ‘Hangover’, que dicen en inglés.
Todos ellos con un denominador común: la cara de circunstancias que en cierto modo esconde un ‘pues me lo podía haber ahorrado’. Porque más allá del resultado al perico le preocupa la imagen mostrada. Y no consuela pensar en que la probabilidad de acabar ganando esta Europa League era remota.
Para los más jóvenes se trata de su primera experiencia europea. Pero aquellos que ya peinan canas y tienen en su memoria Leverkusen y Glasgow se preguntan cuánto tendrán que esperar para volver a pasear por el viejo continente.
Ya en el aeropuerto, con esa duda se ve pasar por la puerta de embarque a orgullosos percheros de bufandas de un club cuyos exiguos éxitos no hacen justicia con su sufrida afición. Toca pensar en lo de Valladolid, que es más que importante.
Cuando en mayo del año pasado invadieron el césped de Cornellà-El Prat pocos imaginaron lo envenenado que resultaría el caramelo.
Aunque viendo al Getafe la excusa de disputar tres competiciones pierde bastante sentido.
Lo de Wolverhampton cierra el capítulo europeo para que el Espanyol se centre exclusivamente en la Liga. Restan 14 finales por la permanencia. Confiando en que igual que en Europa el destino se ha cebado con los pericos, en la lucha por la salvación habitualmente ha salido cara al lanzar la moneda al aire. Como cuando marcó Coro para finiquitar los 13 minutos más angustiosos de la historia blanquiazul. “’Quin fart de patir’!”, exclamó al narrar aquel gol un Eudald Serra sentado unas filas delante de quien está escribiendo este artículo en el avión de Birmingham a Barcelona. Y no supo entonces el amigo Eudald que pronunció el que merece ser el título del libro de la historia de este club. La ‘hangover’ resultante de lo de Wolverhampton es un nuevo capítulo que añadir al mismo. Con la esperanza, eso sí, de que en el futuro las páginas sean menos grises y más doradas ●
Caras de circunstancia en los más de 1.200 pericos que estuvieron con el equipo