Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Esos locos bajitos
➔ Los Houston Rockets apuestan por el ‘small ball’: el jugador más alto de su rotación habitual mide 2,01
➔ Los Houston Rockets van a por todas en lo que bien podría ser una huída hacia adelante a la desesperada o una genialidad orquestrada por Daryl Morey y Mike D’Antoni, los artífices del baloncesto ultraofensivo que ha caracterizado la era Harden en Texas. La nueva vuelta de tuerca a la filosofía de la franquicia, de apariencia precipitada, se medirá con la vara más exigente: el éxito o fracaso en la consecución del título de la NBA.
El ‘small ball’ de los Rockets no ha aparecido de la nada, ya que desde primeros de febrero el equipo ha jugado sin un pívot natural en su rotación habitual con un resultado positivo. El traspaso de Clint Capela, el único grande que había contado con muchos minutos esta temporada, antes del cierre del mercado NBA ha confirmado que las pruebas han surtido efecto. El plan pasa por jugar sin pívots naturales ni jugadores que pasen de los dos metros, algo impensable hace unos años pero cada vez más habitual en la liga.
“¿Cuál ha sido el mejor quinteto de los últimos años?”, se preguntaba D’Antoni delante de la prensa de Houston. “La alineación de la muerte, con Draymond Green
–1,98 metros– de pívot”. Y es una reflexión certera, ya que ese quinteto de los Warriors se convirtió en el elemento clave de la dinastía de la franquicia de la Bahía, la opción que usaba Steve Kerr para decantar cualquier partido. Ese quinteto, con Stephen Curry, Klay Thompson, Andre Iguodala, Kevin Durant y Draymond Green en su última versión de campeonato, acumuló cinco visitas a las Finales NBA consecutivas.
Optar por el ‘small ball’ es hacer una declaración de intenciones sin tapujos ante el rival: “hagas lo que hagas, yo anotaré más”. Las alineaciones pequeñas buscan la velocidad, la agilidad y un ritmo anotador endiablado por encima del juego físico, táctico y de pintura del baloncesto de corte más clásico. En su mejor aplicación, el ‘small ball’ se convierte en un juego sin posiciones definidas, la última frontera que le queda al baloncesto de pizarra.
Mike D’Antoni tiene las armas adecuadas para lanzarse a la aventura, con James Harden –35,8 puntos de promedio y líder de anotación de la NBA– y Russell Westbrook –26,4 puntos por partido– a la cabeza. Con la inclusión del exjugador de los Minnesota Timberwolves Robert Covington, un alapívot de 2,01 metros –tirador de tres con dotes de anotación y buena
D’Antoni, con Harden y Westbrook, tiene armas adecuadas para lanzarse a la aventura
defensa– llamado a cubrir junto a P.J. Tucker las posiciones de pintura de los Rockets, la alineación de Houston toma forma sin un cinco convencional: Harden, Westbrook, Gordon, Covington y Tucker es su apuesta de campeonato. “Es nuestro hombre grande”, afirma D’Antoni sobre Covington. Morey y D’Antoni mantienen al veterano Tyson Chandler y el novato Isaiah Hartenstein como pívots de emergencia para cuando las cosas se pongan feas, algo más que probable cuando empiecen los playoffs en una Conferencia Oeste que presenta a colosos de la pintura como Anthony Davis, Nikola Jokic o Rudy Gobert.
El rating defensivo de Houston se ha mantenido prácticamente intacto desde el comienzo de febrero (110,7) al que habían tenido el resto de la temporada (109,5). “No importa quiénes sean, cómo juegan [los rivales]. Todo depende de lo que hacemos nosotros”. Si la meten, los bajitos Rockets pueden poner a más de un candidato al anillo en serios apuros. A pesar de los pocos precedentes, la decisión de Houston parece la mejor solución para ganar a corto plazo, el único objetivo que han perseguido los últimos años ●