El fútbol se corona

iles de ’personas’ viajando porque la Champions no se suspende. Estadios a puerta cerrada porque los mandamases se negaban a suspender, tratando de perpetuar el negocio al margen de aficionados, socios y público. Profesionales que salen a la palestra a reivindicar su derecho sanitario y denunciar el desprecio a sus opiniones, obligados seguir compitiendo. Mientras a la población se le empezaba a recomendar evitar el contacto con otras personas; los futbolistas continuaban entrenando, rodeados de compañeros y trabajadores de sus respectivos clubes. e ha llegado a publicar que la intención de la Liga era concluir su competición a puerta cerrada de no ser por el pie en pared de la AFE. Lo que contradice esa absurda teoría de que la cordura y la sensatez individual dependen del decretazo del político de turno, como si hiciera falta la prohibición para priorizar la salud. Mientras el virus se propagaba por Europa, unas cuantas competiciones locales e internacionales seguían su calendario sin rubor. l mundo del fútbol ha demostrado que sigue en su particular burbuja, ajeno a las prioridades de sus verdaderos clientes y sus profesionales. ¿Por qué esperar días o semanas?, ¿por qué jugar con la salud hasta que te lo ordenen? Por desgracia, el deporte rey y sus dirigentes han vuelto a demostrar su negligencia y su codicia. Mucho slogan y mucha campaña, pero cuando se trata de dar ejemplo a la opinión pública unos cuantos se instalan en el ridículo y la irresponsabilidad. Váyanse a casa ●