Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
El hacha aparcada y puerta cerrada, la del restaurante
➔ A Atutxa II el confinamiento le ha pillado saliendo de una lesión y nada más abrir Garena Jatetxea
➔ Aitzol Atutxa es un torbellino de actividad. Y este confinamiento no ha frenado su ímpetu, aunque sí ha modificado en parte sus ritmos. Especialmente el de entrenamientos, para los que, paradójicamente, dispone ahora de menos tiempo. A causa de una lesión que venía arrastrando desde hace tiempo, el hacha ya la tenía aparcada desde antes de que se decretara el estado de alarma. Y ahí sigue. Si lo deportivo pasa en estos días a un segundo plano para la sociedad en general, también lo hace para el aizkolari de Dima, preocupado por haber tenido que cerrar las puertas de un negocio hostelero que acababa de inaugurar.
Metido siempre en muchos frentes, el día se le sigue quedando corto a Atutxa. Por la mañana, se dedica a atender la empresa maderera familiar. La tarde era el momento en el que sacaba un rato para entrenar, pero el aislamiento le ha planteado otra tarea a la que hacer frente al Aitzol ‘aita’: “Los críos tienen un montón de deberes y me toca cumplir con la faceta de profesor”.
El poco tiempo restante hasta meterse en la cama se lo lleva la rehabilitación que realiza para solventar unas molestias cervicales que le vienen dando guerra desde el año pasado: “Andaba con sesiones de fisioterapia y entrenamientos de fuerza en el gimnasio en Lemoa y todo eso se ha ido al garete. Ahora sí que hago algún ejercicio en casa que te enseñan, pero no es lo mismo estar en manos de profesionales que hacerlo por tu cuenta”.
Entre una cosa y otra, lleva semanas sin tocar el hacha: “Me habían indicado dejarlo por lo de las molestias cervicales y llevaba tiempo sin cortar antes del estado de alarma Dentro de la planificación, tenía que haber empezado ya, pero ahora el descanso se está alargando por el confinamiento”. Y es que la situación no está para bromas. “Todos los deportes, sin querer, son de riego. Hay que ser consciente. Y aunque llevo 20 años con el hacha y no he tenido nunca un accidente, solo falta que ahora vayamos a saturar las urgencias”, reflexiona Aitzol.
En el caso de la aizkora de competición, la crisis del coronavirus ha obligado a suspender el inicio de la Urrezko Individual, que debía haber arrancado el pasado 19 de marzo en Leitza. “Dentro de lo malo, es más fácil ajustar un campeonato cuando no está empezado que como ha pasado con el Parejas de pelota a mano, que estaba a punto de terminar”, dice. Peor solución tienen las exhibiciones canceladas, ya que suponen gran parte de los ingresos de los aizkolaris. “No estamos en una época muy alta, pero el pistoletazo de salida suele darse en las fiestas de Deusto -por San José- y esas ya las hemos perdido. También se cancelan en Araba las de San Prudencio y Estibaliz. Al menos, la mayoría de las fiestas locales están por venir. Habría sido peor si esto hubiera pasado en verano”, añade.
No ha habido mal menor, por contra, en el cierre obligado de Garena Jatetxea apenas veinte días después de su inauguración. Atutxa y un par de conocidos llevaban más de un año trabajando en darle una vuelta al Axpe Goikoa, el restaurante que antes gestionaba en Dima el padre de Aitzol y también aizkolari Kepa Atutxa. El 20 de febrero, Garena abrió al fin sus puertas. El coronavirus las clausuró hace ya un par de semanas. “Ni en las peores pesadillas habríamos pensado que al de 20 días tendríamos que cerrar”.
Y tampoco corren buenos tiempos para otro de los negocios en los que está metido Atutxa, el de la producción de txakoli: “Ocurre lo mis
Aitzol Atutxa
Tenía que haber empezado ya a cortar, pero el descanso se está alargando por el confinamiento”
Ni en las peores pesadillas habríamos pensado que al de 20 días deberíamos cerrar”
mo que con el restaurante. La mayoría del consumo del txakoli se realiza en bares y negocios de hostelería. Todo eso está parado. Nuestro principal mercado es Euskal Herria, aunque también vendemos en otras partes del estado e incluso en el extranjero. Pero al tratarse de una crisis mundial...”.
Entre tanta puerta cerrada, como la de su nuevo restaurante, se dispara en estos días el debate sobre la celebración de eventos deportivos sin público, como podría ocurrir con el Tour de Francia. Una fórmula no aplicable a la aizkora. “No somos un deporte tan potente como para depender de los ingresos de televisión. El mismo nombre lo dice: herri kirolak. Sin público, lo de ‘herri’ desaparecería”, concluye Atutxa ●