Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
La imborrable sonrisa de Riqui
➔ Gracias a su tenacidad y fe en sí mismo, el canterano vivió su primera gran noche
➔ Afrontar la vida con una sonrisa es una actitud. Muestra la potente mentalidad de un chaval de 21 años, que sabe que con optimismo, siendo positivo, es más fácil afrontar las adversidades. Eso a Riqui Puig se lo han transmitido siempre desde casa. También cuando en la cantera del Barça pasó por algunos baches porque para llegar al primer equipo nadie le regaló nada. Y ahora, menos. Sabe que tiene que demostrar su potencial cada día, que en cada entrenamiento y en cada oportunidad se debe ganar los próximos minutos. Pero hasta ahora a Riqui no le ha temblado el pulso jamás. Porque el pequeño centrocampista se agiganta en las grandes ocasiones. Es por ello que en Córdoba apareció entre todos para agarrar la responsabilidad y pedir lanzar el último penalti de la semifinal contra la Real. Un tiro que, gracias a las paradas de Ter Stegen, confirmó el billete para Sevilla, donde el Barça de Ronald Koeman jugará su primera final.
De defenestrado a protagonista
Qué paradoja. El canterano no había tenido prácticamente incidencia hasta llegar a la Supercopa de España. De hecho, solo había tenido 95 minutos entre LaLiga y Champions League. Había sido señalado por el entrenador y por una parte del entorno, que criticó –y, en ocasiones, intoxicó- al chico de Matadepera, que estaba esperando la ocasión para reivindicarse porque por el ruido de alrededor no le había hecho perder ni pizca de confianza en su potencial. Por eso asumió la responsabilidad en el momento clave. Poco a poco, con paso firme y la sonrisa perenne –símil de su trayectoria- se dirigió al punto de penalti para engañar a Remiro. Sin fallos.
Eso sí, una vez la pelota entró, Riqui Puig celebró con rabia su primer gol en el primer equipo. Una manera de sacar lo que ha pasado, aunque tampoco guarda rencor a nadie. Así que rápidamente se cogió la camiseta para besarse el escudo. Su Barça por encima de todo. Quiere triunfar en el club de su vida, con el que ha vibrado desde pequeño. “No voy a tirar la toalla nunca”, dijo después del partido, manteniendo la sonrisa. “Después de tantos años en el club, con lo que me ha costado llegar hasta el primer equipo…”. Se quiere consolidar a toda costa ●