Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
La historia se repite
➔ Los leones caen por goleada ante Messi y compañía en una final en la que solo se dedican a defender ➔ La resistencia rojiblanca da para aguantar hasta el descanso, pero a a partir de ahí todo se viene abajo
➔ Doloroso varapalo el sufrido por el Athletic ayer en La Cartuja ante un Barça que fue superior de principio a fin. Los leones, a modo y manera de dos semanas antes frente a la Real, tampoco supieron competir como era debido en esta segunda final de Copa. La propuesta de Marcelino consistió en replegar al equipo cerca de su propia área y esperar, visto lo visto, a que sonase la flauta.
Los de Koeman, sin embargo, no estuvieron por la labor. Lo suyo fue un ataque por tierra, mar y aire desde el preciso saque de centro. Muniain no tocó esta vez la Copa. El problema del equipo rojiblanco tuvo que ver más con la propia impotencia que con la superstición.
Ter Stegen fue un mero convidado de piedra mientras hubo final. Las llegadas rojiblancas a sus dominios no se produjeron hasta que el marcador estaba decantado claramente en favor de los culés. Fue cuando el Barcelona dejó de pisar el acelerador y los leones agradecieron el oxígeno aportado por alguno de sus hombres de repuesto. Lo del conjunto bilbaíno en las finales de Copa es para hacérselo mirar. Lo de algunos de sus jugadores e incluso del entrenador, también.
La duda en torno a Muniain se saldó con la presencia del capitán en el once titular. Yeray también se recuperó a tiempo. Yuri, en camuna bio, no. Balenziaga ejerció así de lateral zurdo. El doble pivote estuvo formado en esta ocasión por Unai López y Dani García. Dos cambios
en la alineación del Athletic, por tanto, respecto a las finales frente a la Real y al propio Barça en la Supercopa.
Koeman, por su parte, insistió en defensa de tres centrales, con Piqué de vuelta a la competición y Araujo al banquillo. La otra novedad en el equipo blaugrana vino dada por la titularidad de Griezmann a costa de Dembèlè. Los azulgrana, ayer de amarillo, asumieron la iniciativa del juego desde prácticamente el pitido inicial.
Al palo desde el minuto cuatro
De Jong, de hecho, remató al palo en el minuto 4 tras una gran dejada de Messi. Dest, Griezmann y el propio capitán del Barça fueron acumulando llegadas ante un Athletic muy metido atrás y con Muniain sin tocar la pelota. En la primera salida en ataque, Iñigo Martínez no llegó por poco a un buen centro de falta de Berenguer.
La posesión del balón del Barça aumentó a medida que disminuyó la sensación de peligro ante la portería de Unai Simón. Messi, eso sí, siguió intentándolo a la primera posible. El capitán azulgrana, que se quejó en varias ocasiones de los bloqueos bilbaínos, dispuso incluso de un tiro de falta que estrelló contra la barrera. La primera mitad acabó con una contra de Williams que fue a parar a manos de Ter Stegen.
El segundo tiempo arrancó con Muniain en la caseta y Lekue en el campo. Marcelino optó entonces por situar al bilbaíno de lateral diestro con De Marcos por delante de interior y Berenguer en el otro costado. Pronto quedó claro que esa tampoco era la solución.
Messi, De Jong y Griezmann empezaron a conectar poco a poco y fue creando situaciones de gol que Unai Simón, casi todas con el pie o la pierna acertó a desbaratar. El cántaro estaba yendo demasiado a la fuente y acabó rompiendose en una combinación entre el argentino y el holandés que acabó culminando a bocajarro el francés. Apenas tres minutos más tarde, el propio De Jong hizo el 0-2.
Marcelino tiró de banquillo en busca de soluciones, pero la final ya estaba sentenciada para entonces. El Athletic, con Vesga, dio tímidamente un paso hacia delante, pero Messi dijo ‘aquí estoy yo’ y firmó dos goles marca de la casa. La incorporación simultánea de Nuñez, Yuri y Villalibre tampoco sirvió para nada. Los leones volvieron a perder una final de Copa por goleada ante el Barça. Y van cuatro ●