Una Copa especial

essi recibió la Copa del Rey solo, en lo alto de la escalinata del Estadio de la Cartuja. Fue por protocolo, pero es una imagen alegórica de lo que ha vivido muchas veces en los últimos tiempos. Viéndose el único responsable de tirarse el equipo a la espalda y, a la vez, siendo el gran señalado cuando las cosas no han salido bien. En la templada noche de Sevilla, pasó página del reciente y gélido disgusto del Clásico. Los temblores eclipsaron el hecho que, si el Barça tuvo alguna opción de sumar en Valdebebas, pasó por la espalda de Messi .Es lo que le toca por ser un jugador superlativo que ha convertido lo extraordinario en rutina.

El Barça de Koeman debe revaluar esta Copa, quizás poco considerada en épocas de vacas gordas, por los enormes esfuerzos y el arduo camino para conquistarla. Tuvieron que remontar frente al Sevilla y Rayo; el partido en Granada fue agónico e incluso necesitaron la prórroga en Cornellà. Paradójicamente, para hacerse con el primer título de una nueva hornada de jóvenes, lo más plácido ha sido la final. Una victoria que debe ser un punto de inflexión ya que es la primera alegría de un equipo que acumula más disgustos que éxitos. Y es un gran impulso de energía de cara a las ocho finales de Liga que tiene por delante, sabiendo que, si ganan todo, tienen enormes opciones de alzar otro doblete.

Messi levantó su primera Copa como capitán y destacó, por primera vez, lo bueno de una plantilla “de transición, con muchos jóvenes”. Un grupo en construcción que ha sabido hacerse fuerte hasta conseguir su primer éxito. Después se hizo la foto conmemorativa con todos los nuevos, si era la foto póstuma o la primera de una nueva era, deberá comunicarlo en breve ● ➔ El Barça de fútbol sala se quitó la espina de la derrota en la Supercopa con una victoria ante el Levante, líder de la Liga, el día en que 1.000 seguidores regresaron al Palau para dar ánimos a su equipo. El triunfo,

FOTO: PEP MORATA Euforia tras el pitido final