Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Suspendido el Clásico inglés
➔ Aficionados del United invadieron el césped de Old Trafford como protesta contra la Superliga y la familia Glazer
➔ Inglaterra dijo basta a la Superliga y no se cansa de repetirlo. No es no. También a sus propietarios, a quienes repudian por haber querido imponer algo que no va con el pueblo. Ayer tuvo que suspenderse el Clásico entre el United y el Liverpool por las protestas de cientos de hinchas que se agolparon a las puertas de Old Trafford. Algunos fueron más allá y hasta invadieron el terreno de juego con bengalas, pancartas y camisetas con un mismo mensaje: ‘Glazer out’.
De acuerdo con las autoridades policiales, la Premier League decidió aplazar el choque ante la perspectiva de no poder garantizar la seguridad a los equipos a su llegada. A pesar de que los aficionados que se adentraron en Old Trafford no llegaron a pisar la zona de vestuarios, accedieron por ese pasillo histórico que da a la cancha y obligaron a la desinfección de todo para cumplir con los protocolos sanitarios. En cualquier caso no pudo descartarse el riesgo de contagio, de forma que se prefirió no correr ningún riesgo.
El United no llegó ni a salir del Lowry, el hotel en el que acostumbra a hospedarse en Manchester. Otro grupo numeroso de aficionados se concentró en la entrada del edificio para bloquear la salida en autocar del equipo a Old Trafford: “Conocemos la pasión de nuestra gente, y reconocemos plenamente el derecho a la libre expresión y a la protesta pacífica”, dijo el United en el comunicado en el que avanzó la suspensión de un encuentro que aún no tiene fecha.
De entrada se sabe que no va a jugarse esta noche. Entienden ambas partes que lo ocurrido ayer es demasiado reciente y el United tiene programado viajar este miércoles a Roma para las semifinales de la Europa League. El Liverpool se puso de parte de la Premier, comprensivo con la decisión de encontrar otra día: “La seguridad tiene que estar por encima”, aseguró el cuadro de Anfield en una nota.
Old Trafford quedó a manos de una afición que abandonó en general el rojo habitual de su camiseta para vestirse de verde y amarillo, colores fundacionales de un club con propiedad americana y que vive la realidad de Manchester a mi- les de kilómetros. Hubo pequeños disturbios al final de la tarde, con alguna que otra carga policial pre- sa del nerviosismo en un domingo en el que Inglaterra se quedó sin su Clásico, pero con la conciencia tranquila. No quieren la Superliga, ni el United a los Glazer. ●