Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
El Sevilla retuerce LaLiga al Atlético
El equipo de Simeone pecó de falta de contundencia y se despide de la pelea por el título; preocupación por la lesión de Álvaro Morata
Suele suceder en el mundo del fútbol, como en la mayoría de ámbitos de la vida, que el que más lo necesita es el que suele llevarse el gato al agua. Y en este caso, el que más lo necesitaba era el Sevilla, agobiado por esos puestos de descenso que son como un agujero negro que succiona a todo lo que se acerca a ellos. Y los de Quique Sánchez Flores estaban flirteando más de la cuenta con el desastre.
La urgencia con la que concurría el cuadro andaluz al choque no se vio reflejada en tensión, ni atasco mental, todo lo contrario, más bien le sirvió al Sevilla para clarificar las ideas y saber que el único camino que había era el que siguió ante un Atlético que llevaba ya unas fechas, como loco por la música, para borrarse definitivamente de la pelea por el título.
De la mano de un clarividente Óliver Torres, que se marcó un partidazo ante su ex equipo, o de la malicia de un Isaac Romero que todo lo que hace es para socavar a su rival, el Sevilla se llevó un partido con alternativas, que no dejó ni una buena noticia para el Atlético y que confirma que ya se nota la mano de Quique en el equipo andaluz. Si los de Nervión muestran este nivel y seriedad no deberían pasar apuros para mantener la categoría. No jugó mal el Atlético, pero adoleció del mismo problema que ante el Athletic en Copa, mucha ocasión pero poca contundencia. Si ante el cuadro vasco fueron 20 remates sin lograr un solo gol, en el Sánchez Pizjuán fueron 16 para el mismo rédito que hace uno días. Así es imposible.
Es como si los de Simeone necesitasen dejar cerrado ese asunto antes de centrarse realmente en lo que les importa, la pelea por los puestos de Liga de Campeones, más lo que se pueda hacer en los otros dos frentes, en Copa del Rey y en Champions.
Poco intenso en el funcionamiento defensivo, ofuscado en cuando a sus muchas y hasta buenas oportunidades. Las fuerzas del Atlético le han llegado hasta donde le han llegado. Ahora convendría centrarse y priorizar.
Arrancó el Sevilla muy ofensivo y apenas tardó un cuarto de hora en abrir el marcador. Un saque de esquina que prolongaba Ocampos para que Isaac marcase de cabeza en el segundo palo, ganándole en la marca a Koke. El canterano andaluz tenía las mejores de las ocasiones locales. Y poco después rozaba el 2-0 ante una pasiva defensa colchonera, que permitía un pase picadito, casi llovido, en el área para el andaluz, que cabeceaba abajo a las manos de un Oblak que agra
decía que el delantero no hubiese cambiado un poco la dirección, porque habría sido imposible evitar un nuevo tanto. Tenía Álvaro Morata el empate en sus botas al filo del descanso, con un jugadón al primer toque, en el que Hermoso culminó un pase al desmarque más propio de un ‘metrónomo’ que dirían los italianos, que de un central. Pero es que el zaguero no es simplemente un futbolista destructivo, lo es más, de ahí la conveniencia para el juego del Atlético de que el futbolista pudiese renovar.
Fue literalmente la última acción de Morata porque, poco después, en un salto con Soumaré, la rodilla del futbolista del Atlético hacía un gesto extraño y se marchaba llorando al vestuario, lesionado. Descorazonador ver cómo el doctor Celada, galeno del cuadro rojiblanco, le hacía una prueba de movilidad en el banquillo al futbolista, que no podía evitar un espasmo y llorar del dolor que tenía. Veremos qué sucede porque el roto puede ser considerable para el equipo de Simeone, son 19 goles
los que sumaba, y para la propia selección española, que al final de temporada tiene Eurocopa.
La reanudación dejó a un Atlético que acumuló ocasiones, que metió al Sevilla en su portería. Navas sacaba de debajo de la línea un balón de Griezmann que entraba, un mano a mano de Memphis con Nyland en el que el neerlandés ponía el interior del pie demasiado plano y el balón se iba pegado al palo; otro cabezazo de Hermoso a la salida de un saque de esquina... Un ejercicio de impotencia final