Un 600 de auténtico lujo

Raúl García deja huella futbolística y humana por los clubes en los que juega. El pasado miércoles la afición del Atlético de Madrid le tributó una cerrada ovación cuando sonó su nombre por la megafonía del Metropolitano. Ayer Osasuna le felicitaba desde su cuenta de twitter al haber disputado su partido 600 de Liga. Los propios compañeros del Athletic aprovecharon el regreso de Almería para dedicarle una camiseta firmada, ovacionarle y posar en familia antes de tomar el vuelo de regreso a casa.

Un reconocimiento al que seguro que se sumarán también los socios y aficionados de la propia entidad rojiblanca. Quién iba a pensar que muchos de los que le pitaban en San Mamés cuando celebraba sus goles como colchonero, no tienen reparo ahora en identificarle como ‘uno de los nuestros’. A la afición del Athletic, de hecho, se la metió en el bolsillo desde el día que debutó como león contra el Getafe y marcó su primer gol.

Las cosas del fútbol. Raúl García pasa por ser uno de esos jugadores que sacan de quicio cuando le tienes como rival; pero que te gana a base de trabajo, entrega, casta, profesionalidad y, va siendo hora de proclamarlo, calidad cuando defiende tus mismos colores. Ahí está la afición rojiblanca para reconocerlo.

Otros ya hubiesen tirado la toalla. Raúl García, no. Él, navarrico tenía que ser, está empeñado en seguir siendo útil al Athletic desde la faceta que le toque en cada momento. Ahora juega muchos minutos menos que antes, pero cuando salta al césped se deja la piel como siempre. Un 600 de lujo ●