Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
El campeón City es demasiado
➔ El Copenhague peleó e hizo un meritorio partido pero el talento de Kevin de Bruyne marcó las diferencias
➔ Demostró el Copenhague ser un hueso duro de roer, pero la superioridad del Manchester City quedó finalmente reflejada en el marcador (1-3) y dejó los octavos de final prácticamente decididos a no ser que haya un descalabro en el Etihad.
El sorteo había indicado que al cuadro ‘sky blue’ le había tocado la ‘Cenicienta’, pero ya advirtió Pep Guardiola que eso no era así. Había demostrado el conjunto danés en fase de grupos, dejando fuera a Manchester United y Galatasaray, su alto nivel competitivo y lo volvió a dejar claro ante el City.
Tuvo el partido un inicio engañoso. De Bruyne, en su primer duelo de la temporada de Champions League, puso por delante a los suyos tras recibir un buen pase al espacio de Foden y cruzando la pelota al palo contrario (10’). Un inicio demoledor, acompañado de un City que jugó a altas revoluciones con balón pero que se encontró con un Copenhague perfectamente preparado.
Lo primero que tuvo claro Jacob Neestrup es que debía maniatar a Erling Haaland, al que no le dejaron prácticamente ni respirar en todo el duelo. Aun así, y con el contratiempo de la lesión de Jack Grealish, que fue sustituido por Doku, el City era protagonista claro del partido y solo el palo, en un desvío de Vavro, impidió aumentar la ventaja.
Apuntaba la situación que en cualquier momento cedería la resistencia danesa, pero esta se vio impulsada por un error de Ederson. Tenía un pase fácil el brasileño pero no tuvo la precisión que exigía la jugada, entregándosela a Elyounoussi y acabando esta en Mattsson, que se sacó un tremendo disparo para empatar (34’).
De la fábula de la Cenicienta a la película ‘Cinderella Man’, el Copenhague pasó a creérselo y cumplir con el plan de Neestrup, elaborando contragolpes rápidos y numerosos, pero que no llegaron a inquietar a Ederson. Y justo antes del descanso, y tras un rebote afortunado, el City volvió a coger ventaja con un preciso toque de Bernardo Silva (45’).
Más allá de unos primeros minutos en los que el Copenhague quiso revolucionar el partido, el segundo tiempo fue dominado en lo absoluto por el City y, en concreto, por unos soberbios De Bruyne y Rodri. Pero al equipo le faltó algo: Haaland. Mérito de Vavro y de McKenna, que hicieron un partido para no olvidar contra el noruego. Aun así tuvo dos. La primera de cabeza, que sacó el larguero, y la segunda, ya en el descuento, con un paradón de Grabara.
Peleó el City por matar la eliminatoria a pesar de esos condicionantes. Estuvo a punto de no lograrlo en gran medida por el buen papel del meta bajo palos, que estuvo a la altura de sus compañeros y sacó dos manos especialmente buenas a De Bruyne y Doku. Pero cuando alguien llama tanto a la puerta, al final se la abren. Y fue de nuevo medio gol de De Bruyne, que jugó con inteligencia para atrás en una de las últimas jugadas para dejarle a placer el remate a Phil Foden (93’) y dejar la eliminatoria casi resuelta ante un meritorio Copenhague ●
A falta de los goles de Haaland, el belga abrió el marcador y asistió para la sentencia