Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

‘AU REVOIR’

➔ A pesar de la tremenda acogida de Anoeta, la Real Sociedad no pudo cumplir su gesta ➔ La superiorid­ad de Mbappé marcó una eliminator­ia que los donostiarr­as pelearon hasta el último suspiro

- Pablo Planas

➔ Los sueños se cumplen, pero no siempre. Se deberá quedar la Real con el comportami­ento ejemplar de su afición, que aun a sabiendas de la complicada misión que tenía su equipo se volcó como nunca, primero con un recibimien­to tan impecable como ruidoso y luego llenando las gradas de Anoeta, con récord de asistencia (39.336).

Aunque muchas veces eso suele marcar la diferencia en partidos de esta magnitud, más lo hace el talento. Y nadie le gana ahora mismo en eso a Kylian Mbappé, que con dos chispazos de crack acabó con cualquier esperanza de los donostiarr­as, que le pusieron coraje, corazón y ganas, pero que se les terminó por quedar grande la eliminator­ia contra el Paris Saint Germain (1-2).

No atraviesa su mejor momento la Real Sociedad. Tampoco sus figuras. Y, por mucho que se quisiera pelear contra eso, cambiar las dinámicas no es sencillo. Decidió salir Imanol Alguacil con Becker en su once, a pierna natural, y segurament­e fue el que más se lo creyó, ya que Kubo, aunque pareciera intentarlo, no es el Kubo que se fue rumbo a la Copa Asia. Tampoco Oyarzabal es el de antes.

Se la jugó además Luis Enrique a su colega Imanol. Todo hacía pensar en el clásico sistema 4-4-3 que tanto disfruta el asturiano, pero no. Decidió que era buen momento para reinventar a Ousmane Dembélé, un jugador hasta ahora clásico de estar pegado a la cal, pero que tiene nuevas funciones en el PSG. Arrancó abierto en defensa, para cerrarse casi como un media punta con balón, dejando la banda para Mbappé, que casi como delantero único tuvo toda la libertad del mundo para moverse a su antojo.

Mbappé, demasiado

Quiso marcar el ritmo la Real Sociedad cuando empezó a rodar el balón, dispuesto a emular lo visto en el Parque de los Principes. Hubo un amago que así fuera gracias a un par de errores de bulto de Nuno Mendes que hicieron presagiar otra noche de nervios en Champions League para el PSG, pero nada más lejos de la realidad.

Fue eso un mero espejismo. Aun sin tener a Marquinhos en el eje de la zaga, al cuadro galo se le presumió una suficienci­a exagerada, especialme­nte en el plano físico, con la que tenían complicado competir los donostiarr­as. Más, si a Kubo le temblaba el pie en el momento de buscar el uno contra uno ante el lateral portugués. No estaba boyante el PSG tampoco, pero a diferencia de su rival, la potencia de sus velocistas resultó determinan­te. Remiro, a los 10’, ya le sacó con un paradón el primero a Barcola.

Pero tenía que ser Mbappé. Quién si no. ‘La tortuga’ le empezó a pillar el gusto a los estadios españoles, donde se presupone que se le verá la próxima temporada, con una jugada de crack a la altura de nadie actualment­e. Dembélé, desde dentro, jugó al espacio y Kylian le hizo un roto a Zubeldia y la clavó en la base del palo tan duro que hasta rompió la red. Y no mató el partido en la primera mitad por un pie de Remiro mágico.

No llegó la primera ocasión de peligro de la Real Sociedad hasta casi el descanso. Kubo, en un disparo desde su casa, rozó lo que hubiera sido una barbaridad. Un acción para insuflar fuerzas a la Real Sociedad de cara al segundo tiempo, pero Mbappé se encargó de agotarlas muy pronto. Al espacio es letal y allí lo encontró Kang-in Lee, entrado en el entretiemp­o, para meter la pelota por el palo corto engañando a Remiro.

Amor propio de la Real hubiera

Otro equipo sucumbido ante eso. La eliminator­ia estaba totalmente sentenciad­a, pero la Real Sociedad no solo no le giró la cara al partido, sino que hizo suficiente como para meter algún gol. Bueno, lo hizo pero en fuera de juego de Barrene, que solo estaba para unos pocos minutos del segundo tiempo y ojalá hubieran sido más, porque se salió.

Se relajó el Paris Saint Germain y eso en Anoeta, que a pesar de saberse ya eliminada estuvo ejemplar con los suyos, normalment­e se paga caro. Pelear o morir, esa era la empresa y así quiso vivir sus últimos minutos en Europa de la tem

porada el equipo de Imanol, que renovó sus activos con André Silvas, Pacheco, Olasagasti y Turrientes. Este último de hecho tuvo la más clara del partido, en un voleón a bocajarro que Donnarumma sacó con reflejos felinos. Y, aunque tarde, Anoeta pudo celebrar un último tanto en Europa, obra de Merino (90’), que hizo justicia a lo visto la última media hora, en la que la Real tiró de orgullo y fútbol.

No bastó, entre lágrimas en la grada y alguna que otra en el banquillo de la Real Sociedad, el sueño quedó en eso. El PSG de Mbappé y Luis Enrique está en cuartos ●

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FOTO: GETTY Kylian Mbappé fue demasiado para una Real Sociedad que segurament­e mereció más suerte en la eliminator­ia, pero que se despide de la Champions

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