Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
El Espanyol renace en La Romareda
En el debut de Manolo González arañó un sufrido pero valiosísimo triunfo que le mantiene cerca del ascenso, sólo empañado por las lesiones
Triunfo heroico, accidentado y celebradísimo del Espanyol en Zaragoza. Manolo González asaltó ayer La Romareda en su estreno como máximo capo del primer equipo y se llevó una victoria de oro gracias a un solitario gol de Javi Puado. Con el sufrido triunfo, el Espanyol acabó la jornada como tercero pero muy vivo en la pelea por colarse en la zona de ascenso directo, a sólo un punto del Elche, segundo ahora en la tabla.
Una victoria de oro para el Espanyol solo empañada por las tres lesiones sufridas, siendo la más importante por su trascendencia la de Braithwaite, que no jugó la segunda parte por unas molestia en la rodilla. No fue el único, también acabaron tocados Rubén Sánchez y Brian Oliván. Aunque Manolo González avanzó que, en principio, no revisten gravedad.
La cara fueron los importantísimos tres puntos fuera, que Puado volvió a marcar después de tres meses y el regreso de Melamed.
Manolo González sacudió un poco el once respecto al último de Ramis, introduciendo dos novedades, Brian Oliván y Rubén Sánchez como extremo diestro. Una retaguardia de cinco que permutaba en fases del partido a cuatro.
El ambiente en La Romareda en el pulso entre dos históricos tenía aire de playoff de ascenso, una entrada de lujo y unos tres mil pericos en la grada desgañitándose.
El duelo arrancó intenso pero fue el Espanyol el que primero atizó a la contra. Braithwaite avisó con un disparo que se fue alto y segundos después una contra de tiralíneas culminó con un gran pase de Brian Oliván a un Javi Puado que se escurrió entre los centrales para fusilar a Edgar Badia. El ariete barcelonés no lo celebró por su pasado en el Zaragoza (estuvo cedido en la Liga 2019-20) y eso que no marcaba desde hacía tres meses (19 de diciembre), una diana vital para abrir el melón.
Alarma con Braithwaite
Con el 0-1 el equipo de Manolo González dio un pequeño paso atrás y el Zaragoza se hizo con el dominio territorial, pero no llevó peligro a la meta catalana. Pintaba bien para los pericos aunque sufrió dos incidencias antes del descanso. Primero Rubén Sánchez se lesionó en el 26’, un pinchazo muscular, y Jofre ocupó su lugar. Y ya en el último suspiro Braithwaite se hizo daño al rematar, en la caída, y se fue con molestias en la rodilla a la ducha. Ya no volvió al ‘verde’ el danés, pésima noticia.
El Zaragoza salió canino y en busca de la remontada. En el 51’
tuvo la primera clarísima para haber igualado pero el gran cabezazo de Francés lo sacó Pere Milla en la misma línea de gol, salvando a su equipo. Apenas cinco minutos después fue Bakis el que pudo firmar el empate con un brutal disparo de ‘tijera’ que se fue alto. Sufría el Espanyol, apretaba con todo el equipo zaragocista. Ambos
técnicos movieron el banquillo, metiendo pólvora Víctor Fernández y dando entrada Manolo González a Nico Melamed, que volvía después de cinco largos meses.
Aguantaba el Espanyol como gato panza arriba y todavía le tocaba sufrir un nuevo infortunio en forma de lesión, la tercera de la noche. Brian Oliván se fue tocado. A
la desesperada, el Zaragoza mordía con todo, como Germán Valera en el 85’ pero Cabrera, imperial, como Víctor Ruiz, barrió in extremis. Mucha tensión hasta el final con un Zaragoza volcado pero el Espanyol aguantó y se llevó tres puntos de oro. Resiliencia y competir con criterio, las señas de un Espanyol que ayer sí convenció