Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)

Una noche para recordar por los cambios

➔ San Mamés da cabida a 35.461 personas en una cita internacio­nal con la oficialida­d como reivindica­ción, alguna bengala y polémica con Bilesa

- Iñaki Ugalde

➔ Euskal Selekzioa regresaba a jugar un partido dos años y medios después. Lo hacía esta vez en San Mamés, un escenario donde no comparecía desde diciembre de 2016. La Tricolor se presentaba además con muchas caras nuevas. Desde su entrenador, Jagoba Arrasate, hasta el último fichaje oficial del Athletic, Álvaro Djaló.

El reencuentr­o tenía el aliciente añadido de ver a Marcelo Bielsa de nuevo en Bilbao. El ahora selecciona­dor de Uruguay recibió una atronadora salva de aplausos cuando su nombre sonó por la megafonía. Luego, cuando se dirigió a ocupar su sitio en el banquillo visitante, pasó totalmente inadvertid­o.

La Tricolor vuelve a posar con la pancarta en demanda de la oficialida­d

Tan sólo el selecciona­dor vasco cayó en la cuenta y se acercó a saludarle.

No sucedió lo mismo tras el descanso con retraso incluido en el arranque del segundo tiempo. Entonces fue Bielsa el que se esperó al árbitro y a Arrasate para mostrarle sus quejas por, al parecer, haberse excedido en el número de sustitucio­nes permitidas. La cosa fue a peor con el encuentro en marcha y Djaló y Aritz lesionados. El Loco dio entonces su permiso al colegiado para que dejara llevar a cabo más sustitucio­nes a su rival, pero al acabar el choque se fue sin saludar a nadie.

Hubo bengalas y petardos en la Herri Harmaila y en la tribuna superior de la otra portería antes del arranque del encuentro. También, según fuentes policiales, se quemaron algunos contenedor­es en la previa del partido en alguna de las calles adyacentes a San Mamés. Las protestas arreciaron también en el preciso instante en que empezó a sonar el himno de Uruguay, aunque el debido silencio se fue imponiendo poco a poco. Falta de educación de los jóvenes y muy jóvenes aficionado­s.

Vascos y uruguayos, sin embargo, conviviero­n en sana armonía mezclados entre sí en muchas zonas de los graderíos. La tribuna principal, la que está situada encima del palco, estuvo, eso sí, completame­nte vacía. La entrada oficial, pese a todo, ascendió a 35.461 espectador­es.

Euskal Selekzioa está de vuelta. Habrá que confiar en que no tenga que pasar cerca de otros tres años para volverla en acción. Y ya de paso: con los mejores posibles ●

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FOTOS: JUAN ECHEVERRÍA La selección vasca posa con la pancarta de la oficialida­d, en ciertos sectores del campo se queman algunas bengalas y Bielsa saca su genio

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