Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Ni una tarjeta por desconsideración hacia el público
➔ Vinicius no ha sido amonestado nunca por sus numerosos ‘piques’ con aficionados rivales
➔ Vinicius Junior ha visto, desde su estreno con la camiseta del Real Madrid la temporada 2018-19, un total de 28 tarjetas amarillas y una roja directa en sus 170 partidos en la máxima categoría de nuestro fútbol. La mayoría de estas amonestaciones, nueve, fueron por juego peligroso. Seis por discutir con un contrario, las mismas que por protestar. Tres se las llevó por zancadillear a un contrario, dos por sujetar a un jugador del otro equipo y una por desobedecer las instrucciones del colegiado y otra por perder tiempo.
Sin embargo, y pese a que desde el día de su debut (29 de septiembre de 2018, ante el Atlético en el Bernabéu con 0-0 final) Vinicius se ha distinguido por su ‘especial’ actitud (llámenle chulesca, provocadora o simplemente desconsiderada) hacia los aficionados rivales, que conscientes de su volatilidad de carácter le ‘buscan’ constantemente, jamás ha sido amonestado por este concepto. Un término, el de desconsideración con los espectadores, recogido expresamente en el Código Disciplinario como uno de los motivos por los que un profesional puede ser amonestado. El artículo 118 de dicho Código, concretamente en su punto 1.d se recoge como motivo de amonestación “cometer actos de desconsideración con directivo/as, técnicos/ as, espectadores/ as y otros/as jugadores/as”. Y motivos los ha dado.
Como cuando el 30 de diciembre de 2022 se fue del Nuevo Zorrilla encarándose con los seguidores locales tras ser sustituido. Como cuando el 22 de enero de 2023 respondía a los gritos de los seguidores del Athletic en San Mamés ‘sacando brillo’ al escudo de la camiseta. Como cuando el 25 de abril de ese mismo año, tras anotar un gol en Montilivi, lo celebró señalándose el escudo de su camiseta.
Como cuando el 21 de mayo de 2023, tras ser expulsado en Mestalla, dedicó todo tipo de gestos a la afición valencianista. O cuando el 30 de septiembre de ese año, tras ser sustituido en Girona, se marchó haciendo el gesto del ‘tres’ con las manos en alusión a los goles logrados por el equipo blanco. O cuando poco después, el 21 de octubre, respondió con gestos con las manos a los seguidores del Sevilla, en el Pizjuán, que le gritaron que “España no es racista”.
O cuando el 18 de enero de este año se encaró con aficionados atléticos en el Metropolitano o este último sábado, con seguidores de Osasuna en Pamplona, a los que respondió llevándose las manos detrás de las orejas tras anotar uno de los dos goles que marcó.
Ni una sola de todas estas acciones fueron sancionadas con tarjeta amarilla, como marca el Código Disciplinario. Y todo ello contribuye a alimentar la sensación de que desde determinados estamentos no se hace todo lo que se puede para corregir a un futbolista tan brillante con el balón en los pies como absolutamente censurable en su relación con las aficiones rivales ●