El punto de inflexión
Horizonte
despejado. O eso parece, al menos. Las últimas semanas, rematadas a ritmo de victorias ante Betis, Espanyol y Granada han supuesto una inyección de vitalidad brutal para una afición hastiada de sinsabores y que ha venido perdiendo la fe durante la temporada, a tenor de los acontecimientos acaecidos. La Real está, hoy, en el mejor momento desde que comenzara la Liga allá por el mes de agosto y, lógicamente, la esperanza se basa en que una vez cogida la buena ola no se baje de ella. Conseguir una estabilidad, a fin de cuentas, que ha brillado por su ausencia hasta ahora, lo que ha impedido alcanzar una situación de tranquilidad como la actual, en la que empieza ya a no dar pánico mirar hacia abajo en la clasificación. En los dos últimos partidos, sendas goleadas y manteniendo la portería a cero. Y lo que es más importante. Transmitiendo la sensación de que ganaba por inercia. La mejor noticia posible.
Huelga decir que queda mucho camino por recorrer aún. Aquí somos muy dados a los extremos. Parece que somos los peores del mundo cuando la cosa va mal. Y los mejores cuando los resultados sonríen. Mantengamos la cautela. El equipo está variando el rumbo, pero debería mostrar todavía algo más para que el viraje se considere ya como definitivo. Sin duda, un golpe encima de la mesa en San Mamés, en el derbi del domingo, ayudaría de manera sustancial a lograr ese objetivo. Pero mientras tanto, tranquilidad. La Real está mejor, mucho mejor que hace un mes, pero entiendo que sería de principiantes considerar que el trabajo ya está hecho. Y, obviamente, Europa no ha dejado de ser una quimera. Habrá quien entienda que es posible. Y cosas más extrañas se han visto en este mundo del fútbol, ya lo sé. Pero a mí me van a perdonar. Lo tendré que ver con mis propios ojos. Yo no me lo creo. Ojalá el tiempo me quite razón. Seré el primero en celebrarlo. Pero a día de hoy me van a permitir que me mantenga al margen de euforias. Prefiero así. Ya son muchas, demasiadas, las desilusiones. La experiencia es un grado en este sentido. Que ya vamos acumulando años.
Con todo, hay que aprovechar este momento de subidón. El derbi ante el Athletic llega en el mejor momento, pero a su vez también hay que tener en cuenta que estadísticamente, enlazar cuatro compromisos consecutivos sumando de tres en tres es algo muy poco habitual, en terminología txuri urdin quiero decir. Ni para nosotros, ni para ellos –por mucho que quieran vender lo contrario- es un partido más. No. Se trata de uno de los que está marcado en mayúsculas y letras rojas en el calendario. Y el chute que supone llevártelo a tu terreno suele ser impresionante. Como el 1-3 con Montanier en el banquillo, por hacer referencia a la historia reciente. Pienso que Eusebio y los suyos, a estas alturas, tienen mucho que ganar y poco que perder en el derbi. Hay que ir a por todas. Puede ser, definitivamente, el punto de inflexión.