A calzón quitado
P or
mucha fachada que hayamos sabido ir desarrollando cada uno de nosotros a lo largo de los años, todos hemos estados bajos alguna vez. Tristes, acomplejados, medio deprimidos y sin ‘punch’. Hay momentos en los que pierdes la fuerza y dejas de confiar, dejas de creer y cumples con tu deber (o no) pero sin pasión. Y exactamente igual les ocurre a los equipos (entes intangibles pero que producto del contagio emocional también tienen vida propia) que en ocasiones cumplen sus cometidos profesionalmente, pero sin ese brillo en los ojos que es el que hace que afrontes aquella tarea que has de realizar con ese plus de energía positiva que a la postre es, sin duda, lo que marca la diferencia.
Pero resulta que, aunque a veces sean las circunstancias las que nos lleven a ese estado en el que las cosas ‘ocurren’ de una manera, ¡Créanme!, también es posible provocar el efecto inverso y según cómo afrontemos y hagamos nosotros las cosas podemos hacer que cambien las circunstancias. Somos nosotros los que resurgiendo de nuestras cenizas, y enchufándonos a nuestra mejor energía positiva, podemos hacer que las cosas cambien radicalmente y podemos crear un nuevo escenario absolutamente diferente. Creer para crear. (Se recomienda a los agoreros, a los cenizos, a los eternos negativos y a los pitufos gruñones, en general, dejen de leerme en este mismo instante. Ha sido un placer compartir con ustedes hasta aquí, pero los demás tenemos un camino por delante y ¡Al menos no molesten!).
La Real Sociedad, además de esa capacidad que, a priori, todos tenemos en cualquier circunstancia (por negativa que sea) de poder tomar la iniciativa de nuestro propio destino, tiene en este momento argumentos reales, muy positivos y absolutamente actualizados para presentarse en San Mamés sin ningún tipo de complejo, mirando a la cara al Athletic y saliendo al campo sin guardarse nada. A calzón quitado.
Además de la innegable calidad de la plantilla realista, el momento de forma del equipo es óptimo y la confianza acumulada debe permitirnos hallar el valor necesario para afrontar el derbi con empuje, pasión y a por todas. Que nadie se equivoque porque el míster opte por colocar delante de la defensa un pivote poste en lugar de dos centrocampistas de más recorrido, o por ninguna otra falsa señal que la alineación o la formación parezcan reflejar. La cuestión radica, exclusivamente, en la actitud con la que salgamos al campo, pudiendo ser timorata, especulativa y cobardica, o atrevida, presionante y atacante. ¿Cómo vamos a Bilbao?