NO HAY NADA QUE LE DETENGA
Con las maletas cargadas de experiencia, Ainhoa Murua (Zarautz, 1978) viajará a Brasil para participar en sus cuartos Juegos Olímpicos. Los años pasan pero la guipuzcoana, que acaba de cumplir 38, sigue codeándose con la élite del triatlón. Su trabajo le cuesta en una de las disciplinas de mayor exigencia que existen. “Entreno tanto que a veces me duelen hasta las pestañas”, dice con la conformidad de quien disfruta con lo que hace. El 20 de agosto competirá en la prueba de triatlón femenino que se disputará en Copacabana, donde le espera un circuito de “mucha dureza”. Murua lo conoce del test olímpico que hizo hace justo un año, aunque no puede guardar muy buen recuerdo, ya que fue allí donde “terminé por romperme”. Y es que este ciclo olímpico ha estado marcado por las lesiones para la atleta zarauztarra, que ha conseguido reponerse y sacar el billete para no perderse la cita. No hay nada que le detenga.
La zarauztarra, al igual que el resto de triatletas que conforman el equipo olímpico español, no viajará a Brasil hasta casi la víspera de la competición, ya que Copacabana “no es un buen lugar para entrenar con la bici”.
El circuito lo conoce del test olímpico en el que participó el año pasado y de él destaca la dureza. “Nadamos en la playa de Copacabana, con las complicaciones del mar, ya que puede haber olas. Creo que habrá diferencias desde el primer sector. De todos modos, lo más duro es el circuito de bici. Tiene un repecho del 18% que hay que pasar en las ocho vueltas. Va a castigar mucho y lo vamos a pagar en la carrera pie, que será de supervivencia”.
En cierto modo, se trata de un circuito que puede adaptarse bien a las características de la zarauztarra. “La verdad, prefiero que sea dura”, reconoce, puesto que “hay chicas jóvenes que vienen muy fuerte pero que no están acostumbradas a carreras tan duras, aunque sabemos lo que nos espera y todos estamos entrenando muy fuerte con la bici”.
Camino a Río con lesiones
El camino a Río ha estado lleno de complicaciones para la atleta del Basque Team, que ha tenido que convivir con las lesiones que ha tenido en el pie. “Ya llevaba un par de años que me daba guerra. Antes fue el talón de Aquiles y el año pasado una fascitis y al final un edema óseo. Es lo que me obligó a parar sin haber conseguido el billete olímpico. Este año he tenido que empezar más pronto de lo que quisiera y competir mucho para conseguir la plaza. Una vez lo hice pude empezar otro bloque, con entrenamientos más duros, ya enfocado para Río”.
Todo ello trastocó el plan de preparación para los Juegos, pero la guipuzcoana confía en llegar en perfectas condiciones a la cita olímpica. “Quiero llegar lo mejor posible y estoy entrenando duro para ello. En carrera ya veremos, no solo me importa el resultado. Lo que quiero es plantarme en la salida con buenas sensaciones y sintiendo que estoy fuerte para la carrera”. Reconoce que le hubiera gustado “prepararme mejor, pero así se han dado las cosas. De todos modos voy cumpliendo los objetivos. Me falta coger velocidad”, dice tratando de evitar cualquier excusa.
16 años en la élite
Los de Río de Janeiro serán los cuartos Juegos de Ainhoa Murua, que también estuvo en Atenas 2004, en Pekín 2008 y en Londres 2012. Sin lugar a dudas, son palabras mayores. “Pues sí, todo el mundo me lo dice. Son muchos años y no es nada fácil estar allí. Cuando echo la vista atrás casi asusta, pero trato de no pensar que son los cuartos. Para mí son unas Olimpiadas más y me centro en la carrera. Cuando pasen los años yo mismo lo valoraré más. Echo la vista atrás y veo que ahora es todo gente nueva y joven. De cuando empecé quedan muy pocos. Yo por suerte sigo, pero mantenerse no es fácil”, explica.
Mantenerse tantos años en la élite de un deporte supone un gran esfuerzo y mucho sacrifico, pero Murua subraya que esta disciplina es especialmente dura. “El triatlón, como todo deporte de alto nivel, es exigente, pero tiene la característica de ser tres deportes en uno. Hay que entrenar los tres cada día, y al final son muchas horas. Supone un gran sacrificio.
Tienes días malos de cansancio y otros mejores. Pero nos gusta y si ves que estas ahí arriba influye”.
Tener que entrenar todos los días y con fatiga acumulada es lo más duro para los triatletas, según cuenta la experimentada zarauztarra. “Sales de la piscina y al poco tiempo tienes que ir a correr o salir con la bici. Así un día tras otro. En las épocas de mucho entrenamiento hay días que se hacen muy duros. Te duelen hasta las pestañas y tienes que seguir entrenando”.
Un apoyo fundamental
Para ello cuenta con un apoyo especial, su pareja y también atleta Jon Unanue, quien le lleva la preparación. Actualmente, ambos se encuentran en Girona ultimando la preparación de Murua, “un refugio ideal para entrenar” ya que ha podido “cambiar los entrenamientos de asfalto por carreras en caminos de tierra, lo que me viene mejor para las articulaciones del pie”, comenta la guipuzcoana.
La ayuda de su pareja es “imprescindible” para Ainhoa Murua. “Entrenar sola cuesta muchísimo. Todo el mundo va en grupos de entrenamiento. A veces te puede gustar entrenar sola, pero la mayoría de veces se necesita alguien que te empuje y achuche un poco más. En mi caso, Jon es el que está ahí día tras día, y la verdad que me ayuda muchísimo. En los entrenos duros me marca los ritmos y se preocupa de achucharme”.
Dudas sobre el futuro
Sobre el futuro, Murua no quiere mirar más allá del 20 agosto, cuando le toca competir. “Luego ya veremos. El circuito de las series mundiales muy exigente. Empieza pronto a principio de año y acaba muy tarde. Exige estar todo el rato a muy alto nivel, viajar mucho y estar fuera de casa. Todavía no sé lo que voy a hacer. El siguiente ciclo olímpico me pilla ya mayor. Ya veremos qué ganas y motivación tengo después de Río y si no siempre hay otros triatlones”, para esta incansable atleta