Brusco retorno al lado oscuro en Ipurua
La derrota en Eibar obliga a la Real a ganar al Betis para irse al parón sin nervios
La derrota en Eibar ha supuesto un brusco regreso al lado más oscuro de la Real. Después de las luces de neón que alumbraron su actuación frente a Las Palmas, los txuri urdin recuperaron en Ipurua su repertorio más decepcionante para constatar esa irregularidad absoluta que preside su rendimiento en la Liga, la que evita que pueda estabilizarse tanto clasificatoria como ambientalmente.
A las dos actuaciones más completas de esta temporada de la Real les han seguido sendos petardazos. El primero, con sordina, ya que tras ganar en Iruñea, cuanto menos, los blanquiazules fueron capaces de sumar contra el Espanyol (1-1), si bien se trataba de uno de esos partidos en los que estaba presupuestada una victoria. Primer gatillazo ante un posible salto de calidad. El segundo ha sido más estrepitoso, por lo que supone perder en Eibar y porque, además, la cita en Ipurua venía precedida de una actuación bastante más ilusionante que la de El Sadar. La Real, sin embargo, no sólo fue incapaz de dar continuidad a la contundente goleada frente a Las Palmas sino que sus prestaciones el sábado reabren de par en par las dudas sobre la fiabilidad de un grupo que lleva demasiado tiempo sin competir con garantías.
Última cita antes del parón
La ausencia de una serie de resultados positivos no sólo evita que la afición se ilusione con una temporada con objetivos de alta alcurnia o que se enganche con el equipo, sino que deja a la Real con una obligación permanente de responder en situaciones complejas. Es la que le tocará afrontar, otra vez, el viernes ante el Betis. Un partido en el que la victoria es de obligado cumplimiento. Si se vence, se recuperará la calma ya que la Real sumará 10 puntos sobre 21 posibles en siete partidos pero todo lo que no sea ganar, provocará la primera crisis de la campaña al quedar los txuri urdin con 7 ú 8 puntos sobre 21. Y todo con un largo parón de Liga por delante para rumiar las consecuencias de lo que ocurra el viernes en Anoeta, ya que el torneo no se reanudará nuevamente hasta el 16 de octubre, nada más y nada menos que en San Mamés.
Acostumbrados a perder
Todas las conclusiones negativas que puedan derivarse de este inicio de Liga vienen dadas porque, al margen de cualquier otro análisis más subjetivo, el equipo ha perdido tres de los seis primeros partidos, la mitad. Demasiados. Lo peor es que esta pésima costumbre es casi norma desde que volvió a Primera en 2010. En cinco de las seis últimas campañas los txuri urdin perdieron tres de los seis primeros partidos lo que, salvo en la 12/13, ha sido sinónimo de un ejercicio con problemas. Ahora aún están a tiempo de revertirlo