Vela, desatado, volvió a iluminar las gradas de Anoeta
Ese gol final con la derecha -ha marcado en los últimos tres de casa- fue el corolario a una actuación cuajada de desborde, talento y reminiscencias del pasado. Hacía mucho tiempo que no se veía un Vela tan suelto, participativo y desatado a la hora de conducir y regatear. Se libró del oponente con seis geniales gambetas, esa suerte tan olvidada en el fútbol. Como los laterales jugaban abiertos, encontró espacios entre líneas para recoger la pelota y servirla a los compañeros o avanzar con ella pegada a sus botas. Si mete ese balón por la escuadra tras la contra en la que gana a su par por velocidad se cae Anoeta. Muchos aficionados volvieron a encender la linterna de su móvil para celebrar su vuelta