SABOR A TRIUNFO
Gerard y Baptistao tuvieron dos mano a mano para adelantarse pero apareció el salvador meta Oblak Los rojiblancos no superaron el planteamiento de Quique y apenas crearon ocasiones de peligro
Era el partido del Atlético para engancharse a la Liga. ‘Sólo’ había que ganar al Espanyol para que la jornada fuera redonda. Y las comillas vienen porque el cuadro blanquiazul llegaba en su mejor momento del curso al Calderón para firmar su octavo partido consecutivo invicto y, además, el quinto choque imbatido y sin perder desde septiembre.
En la primera mitad, el Atlético chocó contra un muro. Lo intentaron los rojiblancos, sí, pero enfrente había un equipo que sabía cómo buscarle las cosquillas. Hubiese sido perfecto si, en el 42’, Oblak no hubiese intervenido para sacar un mano a mano a Gerard y evitar el 0-1. Porque ese gol es lo único que pudo pasar en el primer acto, pensando en el marcador.
Ni en largo, ni combinando por abajo. Por contra, el Espanyol se parapetaba atrás, con hasta ocho hombres dentro o cerca del área. Y desde el primer minuto se vio que sus contras iban a llevar peligro, con Baptistao y Gerard corriendo y Jurado lanzando los ataques. Fueron pocos. Y sólo uno hizo daño al Atlético, pero al filo del descanso Oblak evitó que hubiese una herida que podría haber resultado mortal.
Cuando Godín se había incorporado ya cinco veces al ataque en busca de soluciones... malo. En el 60’, llegó la jugada que pudo cambiar el choque. Una contra letal del Espanyol dejó solo a Baptistao ante Oblak y, de nuevo, el esloveno se puso el disfraz de héroe para evitar el 0-1 en el mano a mano. Dos veces habían perdonado los ‘pericos’, que tras esa acción, incluso se atrevían a llevar el mando del choque.
Esa jugada aislada que ansiaba el Atlético llegó en el 66’, con un gran disparo desde la frontal de Gabi ante el que se lució Diego López. El rechace, Griezmann lo mandó a pasearse sobre la línea de gol, pero no apareció ninguna pierna. Ni amiga ni enemiga. Primera buena ocasión de los rojiblancos, que metieron una marcha más para llegar a una meta que seguía viéndose muy lejos.
Simeone hizo entonces su primer cambio, metiendo a Gaitán en lugar de Tiago. Y Koke, al medio. El Atlético ya se parecía al Atlético, Carrasco desbordaba. El Calderón empujaba. Y el Espanyol había bajado algo en el aspecto físico. También entró Correa, por el belga, algo cansado. Quique, por si acaso, apuntaló más el medio sacando a Baptistao para meter a Salva Sevilla. Era el 75’. Sufrían los locales. Avistaban el objetivo los visitantes, que no concedían ni una.
El tiempo se le escapaba al Atlético. Simeone, que llamaba a la hinchada para el arreón final, dio entrada a Saúl por Gameiro y Griezmann la tuvo en el 83’ con un remate que mandó a las manos de Diego López. El Espanyol seguía resistiendo, y amenazando con enganchar alguna contra, con Godín ya como delantero centro de manera oficial.
Tocó a rebato el Atlético. Griezmann la mandó al larguero, pero estaba anulado por falta, un par de córners, presión total, pero el Espanyol seguía resistiendo. Y apenas sufría. El Atlético chocaba contra un muro. Como desde el primer minuto. Quiso pero no pudo. Los de Quique, quisieron y pudieron. Otro paso atrás del Atlético. Otro paso adelante del Espanyol
Octavo partido consecutivo invicto y quinto choque imbatido para los pericos