El termómetro se queda helado
El buen partido del de Iparralde no basta para sumar un triunfo clave
Es el termómetro de la Real. Se dice que si Zurutuza está bien, el equipo entero lo está y termina por sacar el encuentro adelante. Pero ayer no pudo cumplirse esta máxima. El pelirrojo estuvo a la altura, especialmente en una primera mitad en la que fue el máximo responsable de que los guipuzcoanos gobernaran con puño de hierro pero sin instinto asesino. En la segunda, como a todo el equipo, le costó más y se quedó, como todos, helado con el gol de Samu Castillejo.
El canterano empezó el partido muy enchufado y su empuje y su capacidad para anticipar las jugadas permitió a la Real arrinconar a un Villarreal que ya saltó al tapete bastante replegado.
Los txuri urdin lograron jugar casi toda la primera parte en campo contrario, gracias a que, cada vez que los amarillos lograban sacar la cabeza, aparecía el pelirrojo para robar y darle continuidad al juego. Representó a la perfección el gran trabajo sin balón de la Real en el primer acto. Con un posicionamiento prácticamente perfecto, los guipuzcoanos consiguieron monopolizar el cuero, hasta el punto de que este estuvo en los pies blanquiazules durante el 69% del tiempo.
Pero a los blanquiazules les faltaba clarividencia. Lo hacían circular, pero casi siempre en horizontal. Zurutuza se descolgaba siempre de Illarramendi cuando este bajaba a iniciar y buscaba ofrecerse entre líneas, juntándose con Xabi Prieto en la línea de tres cuartos. De sus botas salió algún penúltimo pase a Yuri y Oyarzabal, que luego no derivó en un buen centro. Como todos, el canterano lo intentó, pero el Villarreal, con dos líneas de cuatro muy juntas, no dejaba espacios y la Real tuvo que dejarlo todo para la segunda mitad.
Ahí ya no estuvieron tan finos los realistas y Zurutuza pagó las consecuencias, al verse obligado a correr mucho más. Según iban avanzando los minutos, los blanquiazules se veían obligados a arriesgar los pases en busca de desestabilizar a un Villarreal que no se mostraba incómodo sin la posesión. Esto provocó errores en las entregas y algunas contras amarillas, que fueron el preludio de lo que terminaría sucediendo al final.
Se convirtió la reanudación en un escenario bastante más incómodo para el que fue el mejor del partido de largo en la primera parte. Las transiciones rápidas del Villarreal le exigían mucho y al no ser capaz la Real de jugar tan lejos de su portería, Zurutuza sufrió hasta ver cómo los centrocampistas rivales empezaban a imponerse a su figura, tan dominante durante la primera mitad.
Pese a la pérdida de peso específico en la segunda parte, el balance del pelirrojo fue más que aceptable. Firmó el mejor encuentro de las últimas semanas y lo extraño fue que esto no le sirviera a la Real para sumar tres puntos que habrían resultado decisivos.
Se fueron a Villarreal porque al equipo le faltó ese instinto depredador y esa chispa de brillantez en las alas para terminar de desbordar a los visitantes