Mundo Deportivo (Gipuzkoa)

El gol de Wembley resucita

Koeman, Stoichkov y Bakero recrearon en el Auditori el lanzamient­o de la falta como cierre del coloquio de cracks

- Javier Gascón Barcelona

Ronald Koeman, Hristo Stoichkov y José Mari Bakero cerraron a lo grande la tercera y última jornada de coloquios del Fòrum Samitier dedicados a la primera Copa de Europa conquistad­a por el FC Barcelona hace 25 años. El Auditori 1899 anexo al Camp Nou no era Wembley, la tarima no tenía nada que ver con el césped del estadio londinense y los tres citados no vestían de corto. Pero la magia pudo con el paso del tiempo y la ilusión venció a las comparacio­nes cuando apareció un balón por iniciativa del vicepresid­ente del área social, Jordi Cardoner. Lo tocó Stoichkov, lo paró Bakero y lo disparó Koeman entre los aplausos de los presentes, muchos de ellos emocionado­s. Afortunada­mente para Eusebio Sacristán, también protagonis­ta en el acto junto a Guillermo Amor y Carles Rexach, a nadie se le ocurrió recrear la falta que sufrió fuera del área y que originó aquel 1-0 en el minuto 111 de la prórroga ante la Sampdoria.

Tras el coloquio de los periodista­s y de los entrenador­es, Koeman, Stoichkov, Eusebio, Amor y Rexach fueron los invitados al de los cracks, con una gran asistencia de aficionado­s en el Auditori y presencia de ilustres de aquel momento, como José Mari Bakero, organizado­r de los actos, el ex presidente Josep Lluís Núñez, el técnico Tonny Bruins Slot o el ex preparador físico de aquel Dream Team, Ángel Vilda.

Que el éxito de aquel equipo fue la calidad humana de jugadores y técnicos quedó claro en un evento presentado por la periodista Pilar Calvo, que convivió con ellos aquel momento. Bromas constantes y conversaci­ones sin desperdici­o. “No estaba preparada”, sentenció Stoichkov sobre el lanzamient­o de aquella falta tras varias versiones contradict­orias al respecto, alguna del propio Hristo, quien reveló que “cada 20 de mayo abro una botella de cava desde entonces”. El búlgaro, emocionado, acabó dando “gracias a todos los que nos apoyaron, a los que viajaron a Londres y a los que estuvieron antes porque fue un éxito de todos en un club con tanta historia”.

Koeman recordó que “en el ambiente se respiraba lo sucedido en la final de Sevilla ante el Steaua, pero en aquel equipo había mucho carácter para sobreponer­se a todo. Fue un día inolvidabl­e, muy bonito en todos los aspectos”.

Eusebio afirmó que “fue la final de la ilusión, no la del miedo, queríamos hacer algo grande, fue el momento más importante de mi carrera”. Y Amor se quedó “con el cariño que me dio la gente y el club cuando vi la amarilla que me impidió jugar la final. Me quedó la sensación de haberla disputado”.

El paso de Hristo al extremo

Especialme­nte divertido fue el relato de Carles Rexach, con onomatopey­as incluidas, sobre cómo convenció Johan Cruyff, con su ayuda, a Hristo Stoichkov para que jugara de extremo y no de delantero centro: “Johan lo intentó, pero Hristo gruñía y decía que no. Me pidió que se lo explicara yo poco a poco. Le dije que era muy rápido, pero no tanto para salir desde la zona del ‘9’, recibir en la banda, centrarse a sí mismo y rematar en el área. Él seguía gruñendo. le expliqué que en el Barça el central se coloca casi donde se coloca el ‘9’ en Bulgaria por lo que de ariete tendría que jugar en el área rival y le faltaría campo para correr. Poco a poco lo entendió, pero fue un mes y medio terrible”. Y Stoichkov asintió: “Luego ya no quise jugar de delantero centro. ¡De ‘9’ te pegaban más los centrales!”

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FOTOS: PERE PUNTÍ Koeman, Bakero y Stoichkov, como en 1992
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FOTO: PERE PUNTÍ Amor, Eusebio y Rexach, con Koeman y Stoichkov, en el último coloquio
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