Piqué: ¿Cuestión de estado?
El jugador del Barça está sometido a una presión mediática muy asfixiante
Gerard Piqué sigue siendo foco de atención. Siempre la lupa encima. Esta vez por cómo se saludaba con sus compañeros de selección en el entrenamiento.
En Deportes Cuatro, a pesar de salir al césped junto a Sergio Ramos, el hecho de que entre ambos estuviera Diego Costa era algo relevante. Dibujaban flechas que salían de sus ojos para demostrar que no se cruzaban las miradas. Si Piqué conversaba con Alba, la voz en off apuntaba que “siempre lejos de los jugadores blancos”. Aunque al final tuvieron que admitir el buen rollo porque en el rondo cualquier tesis sospechosa se desmoronaba.
Pero más allá de analizar cada movimiento suyo en una sesión de entrenamiento, como si fuera un delincuente o alguien sospechoso, volvían a recordar todos los episodios pasados de insultos, pitos y críticas de la afición. Siempre el mismo disco. El mantra de Gerard Piqué.
Hacer memoria de lo que ya han grabado en la mentalidad de toda una generación de aficionados al fútbol. La voz en off insiste en “El caso Piqué” y “El asunto Piqué” en varias ocasiones, a raíz de la restricción de entrevistas a los jugadores de la selección. A nivel de imagen, el jugador vuelve a estar en el centro de nervios, malos rollos, sospechas y clima áspero. Eso sí, recuerdan que hay gente que también lo aplaude y técnicos que lo defienden.
Pero el problema es el mismo: el seguimiento mediático que se le hace al jugador es asfixiante. No sólo por las preguntas monotemáticas que le hacen en la zona mixta que nada tienen que ver con el fútbol. Es porque no hay programa de deportes que no incluya un vídeo donde se le observa: los dedos, la camiseta, las mangas, la mano cuando está en el autocar, la mirada cuando salta al césped, el lugar donde se coloca para entrenar, las personas con las que habla…
El espectador siempre tiene ubicado a Gerard Piqué en el ojo del huracán. La voz en off de Cuatro aseguraba que “el caso Piqué se ha convertido casi en una cuestión de estado”. Sin duda, sobre todo del ‘estado’ en el que se encuentra el periodismo